lunes, 16 de enero de 2012

"Soy niña"

¿Cuál es tu siguiente jugada? ¿Quien gana o pierde? ¿Quién controla? ¿Será verdad eso que uno quiere más que el otro? ¿A qué edad lograré madurar emocionalmente?

A mis cuatro años mi madre leyó en un libro de psicologia que era bueno bajarle la autoestima a los hijos , por lo tanto, siempre me preguntaba: ¿Quién es la niña más fea del mundo? Levantaba mis dos manos en el aire y gritaba a viva voz: ¡yo, mami yo! Nunca me consideré bonita – tampoco es que me dejaron- y siempre tuve muy en claro que si quería que un hombre volteara a verme, era necesario tener guardado en la punta de la lengua un comentario satírico o interesante - si me tuvieran que extirpar las cuerda vocales, el sueño de reproducirme y poblar el mundo sería menos factible que un eunuco embarazando a una mujer de 90 años. Para colmo Dios me dio una voz gruesa - toda niña con el sueño de convertirse en celadora de cárceles la envidiaría.

En mi cumpleaños número nueve, mi madre – quien estoy empezando a creer me recogió de algún orfanato- me hizo el peor corte de cabello de mi vida. Resulta que luego de su faceta de panadera pasó a la de peluquera y decidió desgraciar mi vida. Una tarde mientras esperaba que me recojan del colegio, me senté con mi uniforme de deporte a mirar un baile orquestado por las ex alumnas, entre ellas, una me pregunto: “oye ¿tú eres niño o niña?” ¡Maldita madre adolescente! ¿Qué pensaba que iba a tener sueños eróticos de ella amamantando a su pequeño bastardito? Dentro de mi inocencia y con mi carácter en pañales respondí: “soy niña”.

Salía con un chico que no escatimaba en palabras cuando me decía cuanto amaba a tal o cual actriz – todas mujeres esbeltas y hermosas. De pronto me cruzaba en un espejo y no encontraba ni un 5% que yo pudiera tener en mi de ellas – ni las uñas o una pestaña ¿qué hacia conmigo? Por momentos me pongo a pensar en un mundo ficcional que esta mujer pose sus ojos en él – ¿qué pasaría conmigo? Entonces volví a tener nueve años, volví a tener el corte de cabello más feo del mundo y susurré: “soy niña”.
¿Alguien soñará con una “yo”?