domingo, 27 de noviembre de 2011

“¿Qué hace Jesús por nosotros?”

Cuando Jesús, mi hermano menor, tenía siete años llegó a la casa con surcos en la cara de tanto haber llorado, se acercó a mi madre sosteniendo en su mano un examen de religión teñido de rojo. ¿Qué pobre diablo es capaz de reprobar religión? Las instrucciones de la prueba indicaban ilustrar con dibujos, dos ejemplos que reflejen “¿qué hace Jesús por nosotros?”. Mi hermano se dibujó a si mismo tendiendo la cama y alimentando al loro.Con diez años sumados y habiendo aprendido que los exámenes no son personalizados, se me acercó hace unos días a preguntarme ¿qué diablos pasa por el cerebro de las mujeres? Admito que en mis 24 años como mujer, no supe qué responderle.

Tengo que expresar mi admiración para con los hombres, realmente si yo hubiera sido hombre, me quedaba soltero. Jamás hubiera tenido el coraje suficiente para sacar a una mujer a bailar y si me hubiera dicho que “si” seguro a los segundos pensaba que era por pena. ¿Declararme? Nunca, porque eso es admitir en voz alta mis sentimientos y enfrentar un cortante "no". Pensándolo dos veces, ni como lesbiana activa me hubiera ido bien, definitivamente lo mío es la heterosexualidad.

Que paciencia la de los hombres para soportar nuestros dramas, luego de esperar seis largos meses y viajar casi cuatro mil kilómetros para, por fin, ver a mi novio. Una vez que bajé del avión y lo tuve en frente no quería ni que me tocara. Pasé todo un día tratando de evadirlo ¡pobre hombre! Si yo hubiera estado en el lugar del infeliz, tengan por seguro que no soportaba ni dos segundos y le pagaba el pasaje de vuelta con sello de "no se aceptan devoluciones".

Parece que a los hombres, desde niños, les inculcan una persistencia, una resistencia a la negativa femenina.Crecen con un pellejo lo suficientemente grueso para soportar los latigazos de la indiferencia del sexo "débil". Otros, simplemente, van con anzuelo, línea y carnada esperando pescar lo que sea sin hacer distinción alguna entre una y otra presa.

Miré a mi hermano a los ojos y le dije “es el papel que te tocó llenar, el de comprender qué diablos sucede en la cabeza de las mujeres. Si logras descubrirlo, corre y vende el misterio a otros hombres”.

martes, 22 de noviembre de 2011

"Hola amiga"

¿Existe algún estudio clínico que pruebe que el libido de los trabajadores en puestos serviles es más alto que el de los trabajadores de cuello blanco? ¿Qué espera, en realidad un guardia o un albañil cuando suelta la creativa línea: “hola reina”? Será que esperan una respuesta y luego qué ¿saldríamos a tomar un café y mi corazón latiría a mil por hora cada vez que pase por la gaceta de seguridad de la cuadra u obtendría acaso un tarrageo a mitad de precio?

Hace unos días me comentaba una amiga “hombres van y vienen pero los piropos de los albañiles son para siempre". Por lo tanto, admito que estoy agradecida por los piropos de mal gusto, groseros y sumamente ordinarios de estos individuos que no discriminan ni conocen de exigencias cuando de mujeres se trata. Si tuviera que hacer una encuesta para determinar los gustos de este grupo de hombres creo que las estadísticas lanzarían que de un 100% de los encuestados, un 99.9% encuentran como requisito indispensable, para considerar a una fémina atractiva, que tenga vagina (si tienes vagina y estas leyendo esto considérate afortunada). Olvidemos, la talla, peso, raza, condición social para estos especímenes cuando hay hambre, no hay pan duro ¿Será verdad eso de que en tiempo de guerra cualquier hueco es trinchera o que en la noche todos los gatos son pardos?

¿Qué hombre puede decir que ha sido violado con la mirada por un grupo de barrenderas? ¿Cuántos hombres son acosados por mujeres que quedan petrificadas con los ojos bien puestos en su entrepierna? “Mami ven que te voy a poner a gozar” ¿alguna vez esta frase ha surtido efecto? - omitiendo las letras intelectuales de las canciones de perreo que logran de manera instantánea que grandes y chicos se sobajeen los unos a los otros dejando en el cajón la palabra "pudor" - ¿de verdad han surtido efecto?

Quisiera oír una historia urbana donde una mujer camina por una calle y un vendedor de caramelos le susurra al oído “mamita estas pa´comer y pa´ llevar” y que este relato termine siendo una emblemática historia de amor o las maravillosas propuestas donde explotan sus cualidades como "amiga, sé cocinar, planchar y lavar".

Cuando estaba en el colegio una de mis compañeras solía tener encuentros furtivos con el pintor de la institución. Cuando le preguntaban ¿A qué se dedica tu novio? Respondía con mucho orgullo e inflamando el pecho: “mi novio es artista”.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Del 1 al 10

“¿Del uno al diez cuanto le pondrías?” Al parecer existe un sistema numérico para determinar si una persona es atractiva o dueña de “una gran personalidad” ¿Quién determina esta escala? ¿Qué estándares debemos de considerar antes de dar una calificación? ¿Acaso “bien aventurados serán los guapos porque de ellos será el reino de los cielos”?

Por otro lado, ¿no sería acaso más fácil si cada uno llevara un número en el pecho indicando la clasificación en la que se encuentra? Deberían de entrenar a las parteras, doctores y a todo el departamento de obstetricia para que le den la noticia a la madre, a los minutos que el bebé ah llegado al mundo, con un gran sonrisa “Señora, usted ha parido un sólido seis”. Por otro lado, nos ahorraríamos miles de desilusiones amorosas al saber a qué número nos estamos enfrentando, de tal manera al entrar a un bar o discoteca los rechazos no serian tan dolorosos. Sería tan simple, acercarte a un muchacho y decirle “Hola guapo, yo soy una cinco, tú eres cinco y afrontémoslo jamás lograremos un diez a menos que nos juntemos”. Incluso, al dar consuelo a nuestras amigas, realmente podríamos decirle “tú eras mucho para él”- considerando una relación entre un siete (ella) y un cinco (él).

En este mundo hipotético donde cada persona está clasificada de acuerdo a su atractivo físico ¿descartamos y priorizamos la belleza por encima del valor verdadero de la persona? ¿No es acaso la belleza algo pasajero? ¿Lo esencial es invisible a los ojos? Hacer este tipo de preguntas resulta tan ingenuo como un “uno” tratando de enamorar a un “diez” – a menos que este “uno” sea una mujer poco atractiva y autóctona -las que buscan el "american dream" y la única tarjeta que buscan sacar es la "green"- caminando de la mano con un Holandés - porque ser de ojos azules y rubio es garantía de belleza, para muchas personas-, guapísimo y coleccionista de huacos retrato o adicto al arte local.

Escuchaba a una de mis amigas decir “no me importa como sea con tal de que despierte mis más bajas pasiones”. Cuando te enamoras tiras los números naturales al tacho y te importa poco si el resto del mundo ve un uno porque tú ves un fuerte y vigoroso diez.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Nostalgias

Hay días que pienso en ti, menos mal esos días son cada vez menos frecuentes, ¿Olvidamos del todo? Si asistiera mañana a una convención de mis “ex amores”, me pasearía por todo el lugar preguntando a cada uno "¿Qué tal? sácame de una duda ¿y nosotros por qué nos queríamos? ¿Puedes hacerme recordar qué hizo que me enamorara de ti? Y una pregunta más ¿Por qué te deje de querer?" Luego tendríamos una gran foto grupal y palabras significativas a cargo del ex más antiguo y fundador de la asociación anónima y sin fines de lucro “yo también estuve con ella”.

Estaba sentada en un bar conversando con una amiga cuando, de pronto me sorprendió con la pregunta “¿rees que sea ÉL?”. Desde que tengo memoria, mi madre me prometió “una persona”. Es decir, que entre los siete mil millones de habitantes uno sería mío y cada vez que me veía en los ajetreos del fin de los romances, me daba ánimos en mis ensayos y errores. Soy de la pocas personas que aún creen que “cuando algo va a ser para ti, será para ti” – aún no sé cómo pero estoy intentando probar la conspiración mundial para que dos personas crucen miradas y se encuentren en el lugar y hora indicada. Después de haberme topado con “ÉL” en distintos modelos, tamaños y colores, sólo me queda decir “ojalá y ,esta vez, sea”.

Hay tardes que traen a la memoria, al chico de la polera azul que seguí una mañana sólo para mirarlo un rato más, al que mandaba a su madre a comprarme los regalos de aniversario y mientras rompía el papel me preguntaba ¿qué te compró mi mamá?, al que se ponía camisa en todas las salidas porque prestó atención al oírme decir “cuando un muchacho está interesado en una mujer, se pone camisa en la primera cita”, al que me escribió una canción, al que me dedicó una canción en uno de sus conciertos y logró que me sonroje , al que se sentó fuera de mi casa por tres horas cargando un ramo de girasoles , al que dijo que adoraba a los gatos y les tenía alergia, al que logró hacerme sentir única, al que me enseñó a tocar “feliz cumpleaños” en piano para justificar el tatuaje de nota musical en mi antebrazo, al que intento enseñarme a andar en bicicleta y al que me llevó a volar una cometa.

Una persona ,entre siete mil millones, es mía.

domingo, 30 de octubre de 2011

Aviso de servicio público

Es mi deber como miembro activo de la sociedad femenina poner en alerta a mis congéneres sobre la amenaza latente que hoy ataca a la ciudad. Un monógamo serial que padece de un agudo caso de misoginia anda suelto. El individuo en cuestión, escoge cuidadosamente a sus víctimas, mujeres de cabello oscuro de entre 20 y 25 años de edad de preferencia de su mismo entorno social.

El modus operandi de este sujeto cuya identidad se mantendrá en el anonimato por cuestiones de seguridad, consiste en salir a lugares de esparcimiento o reuniones sociales con su víctima durante largos periodos de tiempo. Los sitios que suele frecuentar con las inocentes jovencitas son, mayormente, cines – donde no asista una gran cantidad de gente ni infantes, ya que, el nivel de tolerancia del victimario es bajo y puede llegar a tonarse agresivo si es interrumpido durante la proyección del filme, heladerías – donde aprovechará el mínimo incidente para amenazar con una denuncia al departamento de sanidad para así no pagar por su consumo-, bares – donde consumirá grandes cantidades de alcohol para tomar valor, para así besar o abrazar a la incauta mujer que lo acompaña (comportamiento que jamás tendría en estado de sobriedad)

Este criminal tiene una aversión por las relaciones amorosas y a penas nota en su victima pretensiones por "formalizar", inmediatamente dará fin a la relación tildándola de "complicada" y acusando de armar "dramas adolescentes" a su inocente presa. Sólo esperemos que en este desadaptado social no se aplique el termino "saliente maduro, maricón seguro".

Hace unos días me enteré que “misoginoboy”, defensor de la soltería y paladín enmascarado de las relaciones abiertas, atacó nuevamente. Es curioso hace más de un año me encontraba preguntándome “¿Qué hice mal?” o , la pregunta aún más patética “¿Qué anda mal conmigo?”. Me sentía como esos niños pequeños ,en medio del divorcio de los padres, que caen en la pregunta “¿Mami, papi se fue de la casa porque fui malo?”. Sin embargo, luego de un tiempo y con las heridas cicatrizadas me doy cuenta que no perdí nada (quizás algo de tiempo).

Misoginia es la aversión u odio a las mujeres, o la tendencia ideológica o psicológica que consiste en despreciar a la mujer como sexo y con ello todo lo considerado como femenino

martes, 25 de octubre de 2011

¿Qué somos?

Cuando tenía catorce años, un chico me invitó a salir, de inmediato corrí a preguntarle a mi madre “¿Mami, tú crees que le gusto?” Ella tan dulce, me miró, acarició mi rostro y me dijo “No mi amor, tu papi y yo le estamos pagando en cómodas cuotas para que te saque a pasear”.

Conforme pasan los años, “¿qué somos?” deja de ser una pregunta de corte existencialista y es aplicada al rubro romántico. Al parecer existe una presión social por definir una relación. No obstante, hoy en día no solo basta con saciar a las masas y decir públicamente “somos enamorados” sino que es necesario anunciarlo vía redes sociales.

Conversaba con una de mis amigas y me pedía ayuda para preguntar el, tan temido, “¿Qué somos?”. Antes de seguir con la conversación, tuve que ser clara en un punto y es que a un hombre no lo encillas ni pasa por un proceso de doma. En el amor no hay grises y la "obligación", definitivamente, no es parte de la mezcla.

Cuando te enamoras de alguien y alguien se enamora de ti, es un proceso muy básico donde “es complicado” queda fuera de discusión. Recuerdo haber caído en la pregunta “¿qué somos?”, él me miró y me dijo “somos enamorados pero al resto de la gente le sería difícil entender” ¿qué era exactamente difícil de entender? y ¿desde cuando se trataba de una relación entre él,la gente y yo? Entonces, lo abracé, me quedé en silencio y supe que no sería la persona para mí.

La persona que se enamoré de mí va a gritarlo a los cuatro vientos y va a coger mi mano frente a un público de veinte mil. No va a tener miedo de decirme que me quiere – aún cuando sepa que alguien más está escuchando. Se va a poner rojo cuando camine por la calle y escuche que le gritan un “Te quiero”, voltee y me vea de lejos y cuando le pregunte ¿Qué somos? Me responderá “Somos lo que tú quieras que seamos, mientras estemos juntos”. Definitivamente, planeo enamorarme de un atrevido que no conozca de "medias tintas" ni le tenga miedo a los "siempres".