jueves, 15 de diciembre de 2011

De tripas sensación

¿Quieres llevar tus órganos a la fama? ¿Te encuentras interesado o consideras que tu hígado, páncreas o pulmón tienen el potencial suficiente para alcanzar el estrellato? Hasta hace unos días pensaba, erróneamente, que la única manera de que mis órganos pasen a la posteridad y ganen la tan ansiada gloria después de la muerte era con el “si” a la donación en mi documento de identidad. Sin embargo, algo hizo que cambie de parecer.

Una tarde, sumergida en las redes sociales, y decidida a alimentar mi gula visual empecé a mirar distintas fotos, de pronto una, en particular, llamó poderosamente mi atención. Una ex compañera de colegio y estudiante de medicina no tuvo mejor idea que hacer de una operación quirúrgica, una sesión de fotos. Una sonrisa socarrona se escondía detrás de la mascarilla mientras sostenía con la mano derecha el escalpelo orquestando un desfile de tripas y paños sanguinolentos donde exponía el útero de su paciente en una cesárea contada minuto a minuto a la comunidad virtual. Esta desadaptada social y, posiblemente, sobrina del Doctor Mengele muestra una total falta de ética y nos lleva a la pregunta ¿qué diablos sucede después de la anestesia? ¿Dónde quedó el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica inculcados? Cabe resaltar que las imágenes de esta carnicera no estaba excusadas bajo el título de "fines académicos" sino en un album, ingeniosamente, bautizado como "cesareando, ando, ando". Sin lugar a dudas, una muestra pomposa e inmoral que hace gala a su licencia para destripar y filetear cuerpos.

El año pasado me hicieron una endoscopia ¿será posible que existan fotos en las redes sociales de mi doctor insertando el tubo por mi garganta y las enfermeras sonriendo desaforadas? A todos los que hayan tenido algún procedimiento quirúrgico háganse la pregunta y, ante todo, agreguen a sus doctores a la red social de su preferencia. Tengo que buscar, de inmediato, a mi ginecólogo porque, ciertamente no sé qué sucede cuando pasa tanto tiempo “ahí abajo” ¿seré dueña de una vagina mediática? ¿Cuántos “likes” abre obtenido? ¿ La abran usado de foto de perfil?

La próxima vez que tenga que pasar, incluso por un examen de rutina, pediré que el profesional de la salud a cargo me firme un documento donde figure que, bajo ninguna circunstancia doy mi consentimiento para que mi interior sea fotografiado y expuesto al escrutinio del ciber espacio.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Monja

Me encontraba caminando sola en una calle cargando cinco libros, siete kilos de literatura en una bolsa blanca que cortaba la circulación de mis dedos. Definitivamente, uno de esos días que es necesario que los príncipes azules salgan de los cuentos de hadas y, por unas horas, se hagan de carne y hueso. Lancé un suspiro al aire y seguí caminando, hasta llegar a un paradero. De pronto, detuve a un taxi pero una monja estaba a mi lado y se lo cedí ¿cómo no cederle un taxi a una monja? No obstante, luego de hacer una seria reflexión ¿Qué diablos sucedía con esa monja? ¿Dónde quedó la piedad? Es decir ¿Acaso ser la esposa de Dios viene con ciertos beneficios? ¿Dónde dejó esta hermana de la caridad el “ama a tu prójimo como a ti mismo”? Me quedé indignada, solitaria y cargando el peso literario, esperando que Dios me dé puntos por haberle cedido el transporte a una de sus esposas - poligamia- y un terreno más grande cuando me mude por sus lares.

Debería casarme con Dios, entre todos los “buenos partidos” que se me han presentado creo que es el mejor hasta ahora, después de todo fue el que creó el cielo y la tierra. Siempre que conozco a un hombre mi madre me repite la misma cantaleta: “yo no me fijé en tu padre por su aspecto físico” -eso siempre me quedó muy en claro- agregando “sino porque siempre vi en él un muchacho trabajador y con metas” ¿Qué cualidades reúne un “buen partido”? Hace poco leía un decálogo escrito por un par de amigas con unas copas de más donde exigían como requisito clave que el hombre de sus vidas debía de tener movilidad propia.

Meses atrás, llegó a mis oídos que la novia de mi abuelo lo abandonó. Se conocieron en la iglesia gracias a unos cruces de miradas, él un octogenario fanático del viagra y ella atada a un esposo en estado vegetativo. Resulta que mi abuelo encontró un dating service durante la homilía ¿la razón del abandonó? Porque regaló el auto a uno de mis primos y fue así como el pobre anciano dejó de pertenecer al grupo de hombres elegibles - al menos ahora, que mis amigas jamás lo tendrán como "teleobjetivo".

Recuerdo a las monjas de mi colegio, siempre con el auto del año. Durante la colecta del DOMUND, se creó el mito urbano - tan colegial como la profesora que jamás se caso y la dejaron en el altar- que en realidad era una colecta para cubrir la inicial de sus automóviles. Por lo tanto, un día antes de entregar el dinero, abríamos con cautela las alcancías y las rellenábamos de monedas antiguas. Obviamente, jamás triunfamos pues la delegada de religión e hija de la guardiana de la biblioteca era una tremenda acuseta y abanderada de los derechos de los pobres.Lo que me lleva a desempolvar el célebre caso de la hija de la encargada del botiquín que se quedaba con la mejor ropa de las donaciones que llegaban de Estados Unidos para los desamparados y cuya madre solucionaba todo mal o dolencia ,desde una fractura, quemadura o dolor menstrual, con una aspirina.

Me pregunto si al decidir convertirse en religiosas toman en cuenta el color y tipo de hábito. No es algo para ser tomado a la ligera, teniendo presente que será la ropa que usarán durante toda su vida. Además ¿Cuánto gastará una monja en pantimedias anualmente? ¿Hay alguna marca que las auspicie? "PANTIMEDIAS MARÍA, TAL Y COMO NUESTRA SANTA MADRE LAS QUERRÍA" .

domingo, 27 de noviembre de 2011

“¿Qué hace Jesús por nosotros?”

Cuando Jesús, mi hermano menor, tenía siete años llegó a la casa con surcos en la cara de tanto haber llorado, se acercó a mi madre sosteniendo en su mano un examen de religión teñido de rojo. ¿Qué pobre diablo es capaz de reprobar religión? Las instrucciones de la prueba indicaban ilustrar con dibujos, dos ejemplos que reflejen “¿qué hace Jesús por nosotros?”. Mi hermano se dibujó a si mismo tendiendo la cama y alimentando al loro.Con diez años sumados y habiendo aprendido que los exámenes no son personalizados, se me acercó hace unos días a preguntarme ¿qué diablos pasa por el cerebro de las mujeres? Admito que en mis 24 años como mujer, no supe qué responderle.

Tengo que expresar mi admiración para con los hombres, realmente si yo hubiera sido hombre, me quedaba soltero. Jamás hubiera tenido el coraje suficiente para sacar a una mujer a bailar y si me hubiera dicho que “si” seguro a los segundos pensaba que era por pena. ¿Declararme? Nunca, porque eso es admitir en voz alta mis sentimientos y enfrentar un cortante "no". Pensándolo dos veces, ni como lesbiana activa me hubiera ido bien, definitivamente lo mío es la heterosexualidad.

Que paciencia la de los hombres para soportar nuestros dramas, luego de esperar seis largos meses y viajar casi cuatro mil kilómetros para, por fin, ver a mi novio. Una vez que bajé del avión y lo tuve en frente no quería ni que me tocara. Pasé todo un día tratando de evadirlo ¡pobre hombre! Si yo hubiera estado en el lugar del infeliz, tengan por seguro que no soportaba ni dos segundos y le pagaba el pasaje de vuelta con sello de "no se aceptan devoluciones".

Parece que a los hombres, desde niños, les inculcan una persistencia, una resistencia a la negativa femenina.Crecen con un pellejo lo suficientemente grueso para soportar los latigazos de la indiferencia del sexo "débil". Otros, simplemente, van con anzuelo, línea y carnada esperando pescar lo que sea sin hacer distinción alguna entre una y otra presa.

Miré a mi hermano a los ojos y le dije “es el papel que te tocó llenar, el de comprender qué diablos sucede en la cabeza de las mujeres. Si logras descubrirlo, corre y vende el misterio a otros hombres”.

martes, 22 de noviembre de 2011

"Hola amiga"

¿Existe algún estudio clínico que pruebe que el libido de los trabajadores en puestos serviles es más alto que el de los trabajadores de cuello blanco? ¿Qué espera, en realidad un guardia o un albañil cuando suelta la creativa línea: “hola reina”? Será que esperan una respuesta y luego qué ¿saldríamos a tomar un café y mi corazón latiría a mil por hora cada vez que pase por la gaceta de seguridad de la cuadra u obtendría acaso un tarrageo a mitad de precio?

Hace unos días me comentaba una amiga “hombres van y vienen pero los piropos de los albañiles son para siempre". Por lo tanto, admito que estoy agradecida por los piropos de mal gusto, groseros y sumamente ordinarios de estos individuos que no discriminan ni conocen de exigencias cuando de mujeres se trata. Si tuviera que hacer una encuesta para determinar los gustos de este grupo de hombres creo que las estadísticas lanzarían que de un 100% de los encuestados, un 99.9% encuentran como requisito indispensable, para considerar a una fémina atractiva, que tenga vagina (si tienes vagina y estas leyendo esto considérate afortunada). Olvidemos, la talla, peso, raza, condición social para estos especímenes cuando hay hambre, no hay pan duro ¿Será verdad eso de que en tiempo de guerra cualquier hueco es trinchera o que en la noche todos los gatos son pardos?

¿Qué hombre puede decir que ha sido violado con la mirada por un grupo de barrenderas? ¿Cuántos hombres son acosados por mujeres que quedan petrificadas con los ojos bien puestos en su entrepierna? “Mami ven que te voy a poner a gozar” ¿alguna vez esta frase ha surtido efecto? - omitiendo las letras intelectuales de las canciones de perreo que logran de manera instantánea que grandes y chicos se sobajeen los unos a los otros dejando en el cajón la palabra "pudor" - ¿de verdad han surtido efecto?

Quisiera oír una historia urbana donde una mujer camina por una calle y un vendedor de caramelos le susurra al oído “mamita estas pa´comer y pa´ llevar” y que este relato termine siendo una emblemática historia de amor o las maravillosas propuestas donde explotan sus cualidades como "amiga, sé cocinar, planchar y lavar".

Cuando estaba en el colegio una de mis compañeras solía tener encuentros furtivos con el pintor de la institución. Cuando le preguntaban ¿A qué se dedica tu novio? Respondía con mucho orgullo e inflamando el pecho: “mi novio es artista”.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Del 1 al 10

“¿Del uno al diez cuanto le pondrías?” Al parecer existe un sistema numérico para determinar si una persona es atractiva o dueña de “una gran personalidad” ¿Quién determina esta escala? ¿Qué estándares debemos de considerar antes de dar una calificación? ¿Acaso “bien aventurados serán los guapos porque de ellos será el reino de los cielos”?

Por otro lado, ¿no sería acaso más fácil si cada uno llevara un número en el pecho indicando la clasificación en la que se encuentra? Deberían de entrenar a las parteras, doctores y a todo el departamento de obstetricia para que le den la noticia a la madre, a los minutos que el bebé ah llegado al mundo, con un gran sonrisa “Señora, usted ha parido un sólido seis”. Por otro lado, nos ahorraríamos miles de desilusiones amorosas al saber a qué número nos estamos enfrentando, de tal manera al entrar a un bar o discoteca los rechazos no serian tan dolorosos. Sería tan simple, acercarte a un muchacho y decirle “Hola guapo, yo soy una cinco, tú eres cinco y afrontémoslo jamás lograremos un diez a menos que nos juntemos”. Incluso, al dar consuelo a nuestras amigas, realmente podríamos decirle “tú eras mucho para él”- considerando una relación entre un siete (ella) y un cinco (él).

En este mundo hipotético donde cada persona está clasificada de acuerdo a su atractivo físico ¿descartamos y priorizamos la belleza por encima del valor verdadero de la persona? ¿No es acaso la belleza algo pasajero? ¿Lo esencial es invisible a los ojos? Hacer este tipo de preguntas resulta tan ingenuo como un “uno” tratando de enamorar a un “diez” – a menos que este “uno” sea una mujer poco atractiva y autóctona -las que buscan el "american dream" y la única tarjeta que buscan sacar es la "green"- caminando de la mano con un Holandés - porque ser de ojos azules y rubio es garantía de belleza, para muchas personas-, guapísimo y coleccionista de huacos retrato o adicto al arte local.

Escuchaba a una de mis amigas decir “no me importa como sea con tal de que despierte mis más bajas pasiones”. Cuando te enamoras tiras los números naturales al tacho y te importa poco si el resto del mundo ve un uno porque tú ves un fuerte y vigoroso diez.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Nostalgias

Hay días que pienso en ti, menos mal esos días son cada vez menos frecuentes, ¿Olvidamos del todo? Si asistiera mañana a una convención de mis “ex amores”, me pasearía por todo el lugar preguntando a cada uno "¿Qué tal? sácame de una duda ¿y nosotros por qué nos queríamos? ¿Puedes hacerme recordar qué hizo que me enamorara de ti? Y una pregunta más ¿Por qué te deje de querer?" Luego tendríamos una gran foto grupal y palabras significativas a cargo del ex más antiguo y fundador de la asociación anónima y sin fines de lucro “yo también estuve con ella”.

Estaba sentada en un bar conversando con una amiga cuando, de pronto me sorprendió con la pregunta “¿rees que sea ÉL?”. Desde que tengo memoria, mi madre me prometió “una persona”. Es decir, que entre los siete mil millones de habitantes uno sería mío y cada vez que me veía en los ajetreos del fin de los romances, me daba ánimos en mis ensayos y errores. Soy de la pocas personas que aún creen que “cuando algo va a ser para ti, será para ti” – aún no sé cómo pero estoy intentando probar la conspiración mundial para que dos personas crucen miradas y se encuentren en el lugar y hora indicada. Después de haberme topado con “ÉL” en distintos modelos, tamaños y colores, sólo me queda decir “ojalá y ,esta vez, sea”.

Hay tardes que traen a la memoria, al chico de la polera azul que seguí una mañana sólo para mirarlo un rato más, al que mandaba a su madre a comprarme los regalos de aniversario y mientras rompía el papel me preguntaba ¿qué te compró mi mamá?, al que se ponía camisa en todas las salidas porque prestó atención al oírme decir “cuando un muchacho está interesado en una mujer, se pone camisa en la primera cita”, al que me escribió una canción, al que me dedicó una canción en uno de sus conciertos y logró que me sonroje , al que se sentó fuera de mi casa por tres horas cargando un ramo de girasoles , al que dijo que adoraba a los gatos y les tenía alergia, al que logró hacerme sentir única, al que me enseñó a tocar “feliz cumpleaños” en piano para justificar el tatuaje de nota musical en mi antebrazo, al que intento enseñarme a andar en bicicleta y al que me llevó a volar una cometa.

Una persona ,entre siete mil millones, es mía.