miércoles, 31 de octubre de 2012

Ayuno


Estoy casi decida a unirme a una huelga de hambre, el motivo no interesa. Podría  castigar a mis entrañas por meses protestando con algún grupo de fanáticos de los animales, en contra del feminicidio o alguno que defienda la capa de ozono. Prefiero pasar por mártir o idealista antes de estar anunciando al mundo que empezaré una dieta. De tal manera cuando alguien me ofrezca una porción de algún menjunje rebosando en  calorías no tendré que poner mi cara de situación y decir “no gracias, estoy a dieta”.

Detesto firmemente a las personas que al enterarse que haz decidido reducir tallas te alientan a seguir comiendo con la maldita frase “pero es un poquito, no te hace nada” (de nada en nada tengo unas caderas que parecen carreteras) ¿En qué están pensando? Otra cosa, me hierve la sangre cuando al anunciar tu austero régimen alimenticio empiezan las preguntas sobre en qué consiste ¿Acaso eres mi nutricionista? Una de las peores cosas que me han preguntado en medio de una dieta es ¿Y ya bajaste algo de peso? No hay peor pregunta para alguien que viene renunciando a los seductores carbohidratos que esta última.

Él lleva su botellita de 100 ml todos los días al trabajo, donde ingiere un líquido color anaranjado. Sus compañeros insisten en preguntar qué es y el responde que es un concentrado de jugo de naranja. Se siente acorralado y esconde la verdad, Él esta tomando un quemagrasa (su elixir de la delgadez) ¿por qué tendría que sentirse avergonzado por querer volverse ligero de carnes? Por otro lado, ¿notaron que los gordos siempre dicen que no comen? Jamás atribuyen su sobrepeso a una ingesta exagerada de alimentos sino a problemas de tiroides - Por favor, cuando eres amante de la olla hay que asumirlo.

Hay personas que tratan el tema de la dieta como algo clandestino, cómo si el aumento de su tejido adiposo debería de ser tratado como un asunto de estado. Cuando me encuentro con alguien que solía ser pesadito y, para mi sorpresa, es ahora una sílfide, suelo decirle un cumplido y me llenó de indignación cuando la persona niega su dieta y lo atribuye a un milagroso cambio en su metabolismo. Dale algo de harina y veremos cómo se infla.  Finalmente reza la frase “ONCE IN YOUR LIPS, FOREVER IN YOUR LIPS”. Larga vida y mucha envidia a los que comen y no engordan.

martes, 23 de octubre de 2012

X sin Y


“Cuando un hombre que está vivo te hace llorar, hay que dejarlo. Sólo se llora por los amantes muertos”. (Clara Obligado)

“X” esta con el corazón roto, buscando consuelo en canciones de Arjona, atragantándose con literatura  barata para buscar una respuesta a su actual desengaño amoroso. Desde que el objeto de sus afectos la dejó, comparte vía redes sociales, música para escuchar con una jugosa porción de barbitúricos y un buen vasito de vodka para que no se seque la garganta e intercala sus estados con frases de superación como “ama a quien te ama” y otras citando autores reconocidos como Jorge Luis Borges: “El amor no significa acostarse”.

Mientras sus lágrimas caían, yo intentaba buscar una respuesta a la pregunta planteada por la actual descorazonada: ¿Por qué no puede quererme? Son esos momentos en que quisieras que empiece ese terremoto que tanto anunciaron la Popova y Adrianova o que los extraterrestres se decidan de una buena vez a invadir la tierra y dejen de estar robándose a la vacas. Me quedé en silencio y respondí lo que todas las mujeres suelen decir en caso de emergencia “No te merece, tú eres linda y cualquiera quisiera estar contigo” ¿Alguien en realidad lo cree? Creo que cada mujer debería de tener licencia en el trabajo para recuperarse mediante una cura de sueño de una decepción amorosa.

Leí una de esas frases cojudas “si alguien se quedó en tu pasado es porque no encajaba en tu futuro” (queda entendido y es claro que la mujer que compartió este enunciado “revelador” esta despechada). Lo que es cierto, es que ni la lectura ni la exposición mediática van a sanar el corazón de “x”. Yo comparo la perdida de un amor como cuando se muere tu perro, dices que nunca volverás a tener otro y quedas devastado. Sin embargo, pasan unos años y estas sosteniendo un cachorro. How can you mend a broken heart?



viernes, 19 de octubre de 2012

Cole

Admito que no recuerdo mi época escolar con nostalgia, asumo que cuando me tocó vivirla contaba los días como preso en su celda para que termine. No fui víctima de bullying, creo que en esa época no estaba de moda ni tampoco me consideré una paria, simplemente marcaba los días en el calendario para que se acabe. Podría decir que durante toda mi primaria y secundaria fui obligada a convivir con otras niñas con las cuales jamás me sentí realmente identificada.

El  último día de colegio, recuerdo haber visto los ojos llorosos de mis compañeras y lo primero que me vino a la mente es que deberían de estar llorando de felicidad. Espero no ser malentendida, jamás se me cruzó por la mente llevar un rifle y liquidarlas en medio del recreo. Hace poco, decidí ver el video – con una edición al mas puro estilo de “Videos Hechos en Casa”- de despedida donde las 60 criaturas, incluyéndome, que conformaban esa promoción se daban palabras de afecto unas a otras. Me enfrenté a mi discurso, sumamente cursi, y mis dientes torcidos, creo que si retrocediera el tiempo diría lo que en realidad venía masticando por doce años escolares: “¿Ya me puedo ir?”.

Yo descubrí la violencia familiar en el colegio, gracias a mi profesora de atletismo, una mujer odiosa que siempre nos daba clase con unos lentes gigantes para ocultar las palizas que le propinaba su marido. Una pequeña y mordaz compañera, solía decir cada vez que esta maestra nos retaba “ojalá le peguen esta noche por no planchar bien la ropa” (dicen que los niños pueden ser crueles). Finalmente, las monjas le dieron un ultimátum y la maltratada docente denunció a su agresor. Siempre recordaré a la madre María, que bien tocaba la guitarra, claro con toda la marihuana que se metía, seguro tocaba con el mismo Hendrix, me pregunto que habrá sido de su vida luego de desviarse del camino de Dios y pasar a las filas de Jah entonando Buffalo Soldier. Finalmente, el día que encontré a dos compañeras juntas en el mismo baño, recién comprendí que de la amistad al amor hay un solo paso (también se aplica a la orientación sexual) y se acuño el término, usado por las religiosas, “sexo con ropa” (Si las prostitutas podrías cobrar por eso, le meterían ese cuento a sus clientes). Definitivamente, pensar en mi época escolar logra arrancarme una sonrisa. 

martes, 2 de octubre de 2012

7 por 3

Piense usted en su abuela. Ahora, imagínela desnuda.

21 comprimidos recubiertos, una alarma en el celular que suena todos los días a las dos de la tarde indicando que es momento de tomar la pequeña pastilla antibebés. He decidido unirme a la campaña ORGASMO DIGNIDAD. Invertimos tiempo, dinero y nos exponemos a trastornos oculares, gastrointestinales, psiquiátricos, mamarios, subcutáneos, cambios en nuestro metabolismo ¿para qué se vengan a las cinco segundos?

De acuerdo a la lógica, un blíster de pastillas anticonceptivas es equivalente a comprar y debería garantizar al menos tres semanas de orgasmos. No, no se confundan no me he vuelto una ninfómana ni tampoco soy una insatisfecha o una mal cogida. Soy simplemente una mujer que quiere hacer rendir su dinero, una clienta que compra un producto y quiere vivir los resultados.

“N” guarda un consolador de bolsillo en su cartera porque asegura que no puede llegar a pesar de los esfuerzos de su novio. Mi insatisfecha amiga, no sólo invierte en un método anticonceptivo sino que también necesita un presupuesto para seguir llenando su bolso de penes artificiales.  Mientras tanto, “S” me confiesa que la única manera de lograr esa explosión de placer es cerrando los ojos e imaginando una mujer maquillada (creo que “S” ignora que es una sólida “L”).  Finalmente, “C”  está pensando en tener un trío así cuando a su amante se le ocurra venirse al segundo, viene el siguiente y que tome la posta (así se gana la corrida).

Vaginas contentas hacen mujeres felices. Regresemos a la oración del inicio, chicos relájense. Ahora piensen en mamamá, imagínenla desnuda y me cuentan si se les ocurrió llegar (a los que se les ocurrió, consigan ayuda psiquiátrica, háganse un favor). 

lunes, 24 de septiembre de 2012

Bloody Mary

No puedo juzgar las costumbres de cama. Desde la “lluvia dorada” hasta los que practican la orinoterapia, son individuos que jamás comprenderé. Regreso a mi idea inicial (ya que siempre tiendo a divagar) y comparto mi horror ante la práctica del sexo oral durante la menstruación (CORRECIÓN: COMPARTO MI HORROR ANTE CUALQUIER PRACTICA SEXUAL DURANTE LA MENSTRUACIÓN). En definitiva, la última oración debe generar caras de asco entre alguno de los lectores. Sin embargo, y como escribió un muchacho (ligeramente ordinario): “EL QUE NUNCA PROBÓ KETCHUP, MIENTE”.

Para variar y cuando tengo alguna duda sobre el universo sexual, recurro a “x” quien muy suelta de huesos me dijo que la técnica del “payasito” es una práctica muy común. En mi pequeña investigación sobre los “zorros sandilleros” tengo que asumir que a algunos hombres les gusta la carne término medio con sus buenas gotas de sangre para decorar el plato.

No, no significa que no viva mi sexualidad al máximo pero no me excita la idea de una fiesta comunista entre mis piernas, es casi como tener relaciones en medio de una escena del crimen. Imagínense, luego de toda la fricción mis sabanas se convertirían en un tributo blanquirojo a Jackson Pollock auspiciado por uterocolors. La única forma de que admita las “narices rojas” en un hombre, es si se apellida Cullen y actuó en la saga de “Crepúsculo”.

Según la leyenda, si te paras frente al espejo y dices “bloddy Mary” tres veces . Aparecerá, te matará y te desfigurará la cara… quizás y todo el tiempo la sangrienta María solo quería algo de acción.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Compre, casera compre

Estábamos sentadas, tomando una taza de café. Mientras escuchaba a “x” hablar, mi única preocupación real era llamar la atención de la camarera para que tenga la bondad de entregarme un sobre de edulcorante. Desde que conozco a “x” algo me queda muy claro. Primero, que le encanta juguetear con su cabello y segundo que tiene una fijación con el pene de su amante.

Confieso que mucha experiencia en el tema de formas, tamaños y colores de penes, no tengo. No sabría explicar cuál es el tamaño estándar y sobretodo no sé si “más grande es mejor”. Entonces, regreso a la escena inicial, “x” me contaba con orgullo que era, actualmente, penetrada por un muchacho muy bien dotado (¿Qué es ser bien dotado?).  Yo, una neófita del mundo peneano estaba por descubrir las medidas correctas. Si las mujeres nos regimos por un 90-60-90, por fin sabría la medida oficial de un buen trozo de masculinidad nutrido por la testosterona y favorecido por la rueda genética (el orgullo en los vestidores de hombres, el coloso de los saunas y el rey de los urinarios)

Sin más preámbulo, lo dijo con orgullo y confesó haber medido el “pajarito” (gavilán) del individuo con una regla. “Mide 22 cm en estado inactivo”, me dijo. Mi cara de horror era imposible de ocultar, lo que me decía era irrisorio ¿en estado inactivo? Por ende, pensé que cuando estaba vivito y coleando alcanzaba el doble de su tamaño, 44 cm. Me imagine siendo atravesada por 44 cm de carne libidinosa ¡INCONCEBIBLE! La imagen de una anaconda abriéndose paso por mi útero me atormentaba. ¿Esta publicidad engañosa, tenía otros fines? “x” parecía un proxeneta vendiéndome una prostituta virgen.