Se le acabaron los adjetivos
calificativos sumamente ofensivos para con la ex novia de su actual compañero
amoroso. No sólo le cambió su nombre por “perra” sino que le agregó “sucia” y “maldita”.
Lo que ignora es que la principal responsable de su actual dicha romántica es
la “canina sin bañar” que decidió hace muchos meses dar por terminada la relación
con el ahora objeto de sus altas y más bajas pasiones.
¿”A lo pasado, pisado”? Escudriñar
en la vida amorosa de la nueva pareja es como comprar una casa y obsesionarnos
con quién vivió antes y qué hizo en cada rincón del recinto. “X” ha decidido
atormentarse con el pasado; una tarde mientras él estaba tomando una ducha,
ella abrió su computadora y se encontró con fotos para mayores de 18 años de
nada más y nada menos que de la “canina sin bañar” (versión nudista). Sus manos
estaban frías y el corazón le latía a mil por hora mientras consumía esas imágenes
de la carpeta “Fotos Diseño 1”, era una película siniestra donde cada fotograma
era una daga para sus ojos. A medida que iba avanzando, la secuencia desnudista
se ponía más picante y el maravilloso cuerpo de la protagonista sólo logró que “X”
la odiara aún más. Cuando el “critico de fotografía porno” salió de tomar su relajante
baño, la encontró serena y sonriente. Es decir, en el segundo que decidió
transgredir la confianza del muchacho, perdió el derecho a réplica.
Bienaventuradas las que no tienen
un pasado amoroso porque ellas no serán llamadas “perras” ni “zorras” por la
nueva novia de su ex.