jueves, 2 de febrero de 2012

"No me mojo"

Caminaba por calle cuando de pronto me llené de pánico cuando vi una jauría de vándalos adolescentes acercarse a mí armados hasta los dientes de globos de agua. Estaba a pasos de convertirme en una víctima de los carnavales de febrero, sin embargo desde que el mes anunció su llegada decidí no someterme a los ataques acuosos y responder a mis atacantes con mi gas pimienta – sé que es un poco extremista de mi parte pero sería una buena ocasión para usarlo pues en los dos años que lo tengo nadie se anima a intentar violarme o robarme.

Regresando al relato, iba caminando y apretando mi condimentada arma entre los dedos. De repente, uno de los niños, parte del grupo de terroristas carnavalescos- empezó a caminar rápido, pasó a mi costado y me dijo: Permiso señora. Una frustración y un deseo por ser empapada hasta los huesos invadieron mi, ahora, señorial cuerpo. ¿Cuándo dejé de ser digna de ser blanco para el carnaval? ¿Acaso a los 30 hasta la lluvia me evitará cuando decida caer y avisará a las nubes : “¡Eh! ¡Cuidado! ¿No ves a la señora?", ni un diluvio me tocaría.

Hace unas semanas me subí a un taxi y el conductor insistió repetidas veces en llamarme “señora”, a lo que respondí : ¿señor, por qué insiste en casarme?. Es decir, un hombre de 60 años tratándome de "señora" ¿Qué diablos sucede con el mundo? ¿la madre naturaleza me está tratando de decir algo? No tengo nada en contra de las señoras pero tendré el título por muchos años ¿Por qué empezar desde ahora? Es como celebrar el día de la madre sin hijos. Mi mamá siempre me repite que tengo que tengo un retraso social con respecto a mi vestimenta, que me visto como si tuviera 15 y debería de empezar a lucir ropa de una jovencita de 25 años. Cuando tenía 16 y me decía que se me veía mayor, entonces era un gran halago pero cuando estas vislumbrando el umbral de los 30 no lo es.