martes, 30 de julio de 2013

Cautiverio

El cautiverio de oficina aflora lo peor en cada uno de los individuos. Una convivencia obligada alentada por el factor económico y justificada por los logros profesionales.


Una jungla capitalista dónde los correos electrónicos deben de ser cuidadosamente almacenados y enviados con copia oculta acompañado por un estratégico: “como lo conversamos, te escribo para…”.

Cada comentario debe de venir acompañado de una buena ración de cautela y discreción. No obstante, éste debe de alistarse para ser bien sazonado, frito y servido en alguna lengua.

Es importante ganar la aprobación de los miembros más fuertes de la manada. Es decir, quienes están en lugares jerárquicos en el organigrama. Dichos miembros deben de cuidarse de los animales más débiles pues estos se encuentran listos para sacar las garras ante cualquier oportunidad de toma de poder.

Los errores en el ambiente laboral son un deleite. Motivo de cuchicheo y goce para los pares. Gatos jugando con un ratón.

Las horas de almuerzo son la panacea de cualquier miembro de la PEA. Barriga llena, corazón contento. Hay que tolerar comentarios como: “¿Sólo eso vas a comer?”, “¿No vas a comer?” o “¿Qué trajiste hoy?”.

“El cautiverio aflora lo peor en todas las especies”, célebres palabras de mamá hasmter mientras se traga a sus crías.