viernes, 3 de junio de 2011

Collares verdes

Hace unos meses le compré un collar verde a mi gata. Llegué a casa con la emoción de la novedad, la cargué y cuando me disponía a colocárselo en su cuellito, tan gris, una repentina tristeza me invadió por completo ¿qué pasaría el día que mi gata muera? Tendré que sacarle ese collar verde, mirarlo y caer en cuenta que no la volveré a ver mas. Ese collar sólo sería un constante recuerdo de su ausencia.

¿Cuándo se acaba el amor? La maravillosa emoción de la novedad versus el dolor de quitarle a un cuerpo inanimado un collar verde. Vengo coleccionando collares verdes a lo largo de mi vida amorosa. No puedo explicar en qué momento el amor se termina pero es cómo si algo en el aire cambiara y sólo ruegas porque la otra persona deje de quererte para no tener que convertirte en el verdugo emocional de un pobre inocente. No queremos sentirnos culpables, sin embargo, la culpa es el motor de muchas de las relaciones de hoy en día. Estuve con un chico durante 3 años sólo para no tener que soportar verlo llorar.

Recuerdo a mi profesora de ética profesional – obsesionado con los derechos de los consumidores-, siempre nos decía que nos era muy fácil quejarnos de nuestras vidas amorosas. Sin embargo, la culpa era de nosotras al no tomar una decisión y dejar al pobre infeliz que teníamos al lado ¿miedo a la soledad? ¿Acaso nos acostumbramos a la compañía?

¿Cómo lograr mantener la emoción de la novedad? Me comentaban los padres de una de mis amigas – 50 años de casados- que el amor implica decisión, luego, el señor miro a los ojos de su mujer y le dijo “enamorado de ti cómo la primera vez que te vi.” ¿Cómo consigues eso?

¿Dejar de tener temor? Poner el collar verde y llenarme de toda la felicidad de los años que me dará esta persona con el collar bien puesto. Finalmente, el día que decida quitárselo, entonces ¿buenos momentos?

Tan triste el recuerdo del principio de una relación que ahora se encuentra en ruinas, el apogeo de dos que decidieron quererse. Recordar, como quien recuerda con las papilas gustativas un sabor perdido de algo que se disfruto tanto y, ahora, es un recuerdo casi imperceptible por la lengua. Un dolor conocido…

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