lunes, 12 de marzo de 2012

Te Amo

Detesto cuando me dicen “Te Amo” en inglés, italiano, francés o cualquier maldita lengua muerta. Creo que la primera vez que se dicen estas palabras debe de ser en el idioma natal de cada uno de los involucrados, de otra manera no vale. Es como tener la billetera con 200 nuevos soles pero estar en Tailandia y no poder usarlos.

Mi primer “Te Amo” me vino por escrito, el segundo fue un susurro y el tercero fue exagerado y construido con legos. Hace unos días recordé una conversación con un muchachito de 15, su mirada anticipaba que sería un día distinto y delataba, como dice la canción: “hay algo que te quiero decir y no me animo”. Lo dijo tan bajito, como un secreto, me quedé paralizada y sólo atiné a decir “Yo también”. Una semana después terminé con la relación.

Años mas tarde, había superado totalmente esas dos palabras. Tenía 20 años y me sentía con la autoridad moral de poder decirlas, gritarlas y escribirlas. Caminaba por la facultad y cada vez que lo veía se lo gritaba, era una gran declaración al mundo, una forma de decirles a nuestros congéneres “Nos amamos y ¿qué?”. Quería que todos se enteren, por fin, que lo sentía. Al cabo de unos meses, terminamos.

Luego vendría el otoño con un “Te Amo” tortuoso y débil. A veces nos engañamos queriendo sentir algo que no existe. Me repetía a mi misma que lo amaba justamente por su millones de defectos. Después de un tiempo, caí en cuenta que el “Te Amo” es una calle de dos vías. No funciono.

¿Cuándo decir “Te Amo”? No existe un momento exacto pero conforme pasan los años, podría decir que esas palabras se convierten en un artículo de colección y aumentan su valor con el tiempo (maravilloso sería poder subastarlas en mercado Libre o ebay). Con cierta pena debo de admitir que no me imagino gritándolo nuevamente o escribiéndolo en una pared (todos cometimos actos vandálicos en nuestra juventud). Pero si me queda claro que la próxima vez que esas palabras amenacen mi paz mental, entonces, espero no actúen como “viuda negra”.