¡No, no es otra alerta sobre un
cosmiatra empírico! ¡Tampoco es la presentación de la nueva cara de operación
sonrisa! Esta mañana me desperté y
decidí cometer un suicidio social, poco silenciso y sumamente destructivo. Me disponía
a tomar un baño luego de un sueño reparador; de pronto, al enfrentar al
espejo pude vivir en carne propia la transición de Buddy
Love a Profesor Klump. Me intoxiqué.
Sin duda, enfrento un fuerte
golpe a los remanentes de mi vanidad durante la adolescencia. No obstante,
tengo la certeza de que a pesar de gozar de un rostro deforme, no me faltará un
piropo de los albañiles de las construcciones aledañas; para el hambre no existe
el pan duro.