lunes, 7 de febrero de 2011

CORRE COMO VENADO

¿Te has percatado en esos documentales de la National Geographic cuando un venado huye despavorido ante la presencia del depredador? Esta frágil y ágil criatura tuvo la mala suerte de no nacer león ni gato montés, por lo tanto, tiene clarísimo su papel en la cadena alimenticia y sabe que su existencia se reduce a “correr o morir en el intento”. El ejemplo del venado no dista mucho de nuestra realidad pues cuando nuestros ancestros vivían en cuevas, resultaba vital que al enfrentarse con algún peligro, una respuesta automática tuviera lugar, correr. El mismo mecanismo debería aplicarse en el amor, debería existir una reacción inmediata en nuestro cuerpo que nos diga “corre, mientras puedas”.

Después de oír muchos testimonios de personas cuyas vidas han sido desgraciadas por el amor y escuchar cómo maldicen al ex ser amado y al mismo tiempo darían todo por tenerlos de vuelta ¿Debería sentirme motivada a abrir mi corazón y ver como alguien devora mis tripas? Si tan sólo existiera un censor en contra de los posibles depredadores ¿cómo identificas un peligro latente? Si las compañías de seguro vendieran un seguro en caso de siniestro y/o enamoramiento, entonces, habrían descubierto una mina de oro. Me explico, el amor se vende como esas entrevistas de trabajo donde para captarte te ofrecen el cielo y las estrellas y , una vez, que estas dentro empieza la explotación. Este es el amor, es esta persona interesante que se te acerca y no representa peligro alguno, de pronto, cuando menos te das cuenta empiezas a sentirte cómodo y poco a poco el interés y necesidad por saber de este ser logra que te enamores. Una amiga me contaba que cuando conoció al amor de su vida una voz le susurro diciendo “es él”, meses más tarde este "amor de la vida" la dejaría con el corazón hecho añicos. Pienso que la voz era una advertencia divina que, en realidad, decía: “es él, el que te dejara hecha mierda”. Probablemente no escuchó a la voz porque andaba muy ocupada enamorándose.

Freno de mano, si alguien te dijera y te explicara cuanto llegaras a querer a esta persona te parecerá maravilloso eso de entregar tus sentimientos pero si, tan sólo, te mostraran una cuarta parte del dolor que sentirás cuando te deje, entonces, lo pensaras dos veces.

Conocí a esta chica que se quejaba de su suerte y me repetía “y para colmo ni siquiera es mi tipo”. Ni siquiera era su tipo pero no sabe por qué llora por él.
Curioso eso de la atracción y de la conexión con alguien pero ¿vale la pena sacrificar tu paz mental por una historia de la cual ya conoces el final?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quedate quieta,alguna vez