viernes, 20 de abril de 2012

Auto Ayuda

Debido a sus problemas amorosos, una amiga decidió ir a misa y levantar una oración al todopoderoso por su relación perdida. Llega un punto donde te das cuenta que la resurrección de un hombre y la asunción a los cielos de su madre virgen tiene más lógica que intentar recuperar el amor de una persona.

Estaba caminando por una calle cuando, de pronto me sorprendí a mi misma entrando a una librería. No puedo empezar a explicar lo incómoda que me pone cuando un vendedor me pregunta: ¿En qué puedo ayudarla? Sin embargo, esta vez, sí podía ayudarme, me llené de valor y respondí: ¿Dónde están los libros de auto-ayuda? (poco falto que me excuse, inventando que no era para mí) Era oficial, le estaba diciendo a este hombre con una simple duda que algo no andaba bien en mi vida. Leí con detenimiento cada uno de los títulos hasta encontrar uno que resuelva mis conflictos amorosos. Por fin encontré uno en cuyo prólogo mencionaban un estudio de la universidad de Berkeley (es el equivalente a leer una etiqueta y ver 100% algodón). Entre a un café, me senté y arranque el plástico (cómo niño rompiendo una envoltura de regalo), abrí la primera página y me llene de vergüenza al exponer la tapa del libro en público, solo faltaba que me levante y me presente: “Hola mi nombre es Alejandra y claramente, algo no está bien en mi vida”.

Escuchaba, muy atenta, a un muchacho hablar sobre las relaciones (no sólo acudo a la literatura sino a la sabiduría popular) y comentaba que así como vivimos el amor, tenemos que vivir el desamor y atravesar esa etapa. Después de mucho tiempo, regreso a una conclusión tan obvia y básica para entender esto de la relaciones: El amor y estar enamorado tiene que tenerte con una sonrisa en los labios, como si guardaras un secreto y la felicidad te delatara al punto en qué todos te preguntan ¿Por qué andas tan feliz?