domingo, 11 de septiembre de 2011

Long Distance

El amor a distancia es pagar por algo maravilloso pero no tenerlo. Salir con parejas felices de amigos, mirarlos y decirte a ti misma “yo también tengo eso pero, al mismo tiempo, no”. Un extrañar constante necesario para alimentar una necia ilusión.

Una pareja de amigos - de esas que siempre se dice "se van a casar"- terminó su relación,ella quiere recorrer el mundo y él quedarse en el lugar donde lo puso el mundo con ella.Podría decir que ambos han decidido poner llave a sus puertas y arrojarlas a un pozo porque saben que al segundo que tengan la oportunidad de escaparse de su auto-confinamiento van a ir corriendo uno en busca del otro. Entonces me pregunto ¿Si ellos no lo lograron, que esperanza queda para el resto de los mortales?

Soy del club de las solteras, de las que tenemos que, antes de coordinar una salida, llamar a sus amigas para no regresar solas a casa. Del club de las que cuando queremos ver una película romántica vamos directo a la sección de ciencia ficción. Las que hacemos de las pijamadas una terapia grupal y de las que nos repetimos, la una a la otra, que “de amor nadie se muere”.

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