jueves, 23 de agosto de 2012

Ol yu nit is lof


 Papá, a minutos de casarse con mamá en Ollantaytambo. Cuzco 1982.

Mamá, luego de su matrimonio civil. Treinta años después se cruzara con él  y ambos fingirán no haber visto el uno al otro. Lima, 2012.



Estoy tratando de descifrar por qué se termina el amor. A casi una década del divorcio de mis padres aún sigo tratando de comprender qué sucedió con ambos. ¿Qué pasó con esas dos personas que se casaron secretamente y en contra de los deseos de sus familias en un pueblo olvidado por el señor? Imagino la prisa de ambos por unir sus vidas y la premura de él porque ella sea suya ¿Cuándo las manos de mi madre dejaron de ponerse frías al verlo? ¿Cuándo mi padre dejo de sonreír cada vez que la miraba?


“Te encuentras tan lejana y es cuando mas cerca estas a mi. Mientras te ame como te amo, te buscaré” (Setiembre 1979). Mi madre no escucha más canciones de Nino Bravo y cuando lo hace rompe en llanto. Lo recuerda a él, extraña a la persona que fue, al muchacho que conoció décadas atrás en la facultad de veterinaria. Mi padre, no tolera la crema chantilly, la separa con una cucharita. Aún escucha la voz de ella en su cabeza mientras le recuerda cuantas calorías esta consumiendo.

¿Es posible creer en un “para siempre”? Será acaso que hay que tener las maletas listas en cuanto a relaciones se trata. ¿Todos los amores tienen fecha de caducidad? ¿Por qué no permitirnos pensar que nuestra historia será distinta?