martes, 7 de mayo de 2013

Santa Fijación

Me mira durante largo rato y me dice “lo que me conviene es ser monja”, ¿cómo llegó a esta conclusión? Siempre pensé que la María que más admiraba era Magdalena. Sin embargo, para mi sorpresa allí estaba ella diciendo que quería seguir los pasos de una virgen.


Todo empezó hace unos años, cuando perdió la cabeza por un hombre casado y su corazón se había roto en mil pedazos y “querida” era una palabra peyorativa. Pero ¿Por qué ser monja?, le pregunté. “Porque de esa manera no seré mal vista si comparto un hombre con muchas mujeres. Además, podré admitir que un hombre es superior a mí y nadie tendrá nada que reprocharme”.

Siempre tuve una fijación por las monjas. María, según las películas de Semana Santa, las estampitas y las esculturas; era una mujer hermosa. Sin embargo, esto se contrapone con la realidad. En la realidad, las mujeres viven depilando sus cuerpos y rostro para lograr esta ilusión de ser lampiñas. No concibo la idea de una monja con bigote cantando el magníficat o dándome una tierna mirada debajo de unas cejas crecidas y descontroladas. Entonces ¿Dónde queda la vanidad, no es un pecado capital? A menos que se empiece a retratar a nuestra Madre con un tierno bozo, apoyaré la depilación en las monjas y que Dios me secunde.