miércoles, 29 de mayo de 2013

Mi tecnofoba favorita

Desprecio tanto tu tecnofobia como el MHOL a los homofóbicos. Seguro hiciste fiesta el día en que murió Steve Jobs y lo que el mundo vio como una gran pérdida; tú lo viste como el regreso de los días de Adán y Eva (puedo escucharte maldiciendo a esa serpiente todos los días; si no fuera por ella aún andaríamos desnudos y no habría tanta contaminación). Como debes de odiar a Alexander Graham Bell y a Thomas Alva Edison, ni mencionar a Leonardo Da Vinci porque no hay duda que ese es el culpable de tantos inventos (a lavarse la boca antes de traer a colación a ese genio maligno ¿no?).


¿Qué sigue? Puedo verte como los protestantes fuera de la plaza de Acho o de algún centro de comida rápida, a la salida de algún Istore tirando manzanas podridas y dejándolas estampadas contras los vidrios. Si alguien es enemigo tuyo que te envíe ipads y teléfonos con la última tecnología a tu casa.

Como te debe de joder vivir en esta sociedad tecnolatra; me enteré hace unos días que iniciaste una revuelta en tu trabajo para que se subleven ante las computadoras, dejen de usar papel y regresemos a los tiempos del grabado de piedra. Sin duda, he llegado a la conclusión de que no eres una mujer para este siglo.

Escribí una carta para una comuna Amish, te imaginé corriendo por los campos. Serías tan feliz, lejos de los celulares (esos cuyas ondas producen cáncer). ¡Ay! Pero que feliz serías haciendo tu propia mantequilla y ordeñando tus vacas. Querida, yo te deseo un mundo lejos de los megabytes, gigabytes y terabytes.