viernes, 10 de mayo de 2013

Una mañana...

Esta mujer pasará a la historia como la Patrona de los amores no correspondidos. Me he prometido a mi misma reunir el dinero del trabajo de mi vida y edificar una basílica en el pueblo donde nació el hombre que le rompió el corazón.


Le harán estampas, será beatificada por sufrir de amor. Cada mujer al comprar su estatuita pondrá la foto del hombre que la hizo llorar noche a noche a los pies de esta beata y elevará una oración, a cambio la santita hará que el desgraciado sufra las peores desgracias.

Mis hijas y las hijas de sus hijas conocerán de esta mujer que hizo oídos sordos a un “no estoy enamorado de ti” y permaneció estoicamente al lado de él. Podría decir que es un sinsentido, incluso dejar de escucharla y afirmar que la única culpable de su desgracia es ella misma. Sin embargo, creo que todos hemos sido testarudos en los asuntos de corte amoroso, unos con mas dignidad y autoestima que otros.

Durante 5 años mi mente afiebrada persiguió a un muchacho homosexual; de pronto una mañana me encontré a mi misma buscando costos de una operación de reasignación de sexo. Creo que todos tenemos esa mañana, esa mañana en que decimos : “basta”.