viernes, 19 de octubre de 2012

Cole

Admito que no recuerdo mi época escolar con nostalgia, asumo que cuando me tocó vivirla contaba los días como preso en su celda para que termine. No fui víctima de bullying, creo que en esa época no estaba de moda ni tampoco me consideré una paria, simplemente marcaba los días en el calendario para que se acabe. Podría decir que durante toda mi primaria y secundaria fui obligada a convivir con otras niñas con las cuales jamás me sentí realmente identificada.

El  último día de colegio, recuerdo haber visto los ojos llorosos de mis compañeras y lo primero que me vino a la mente es que deberían de estar llorando de felicidad. Espero no ser malentendida, jamás se me cruzó por la mente llevar un rifle y liquidarlas en medio del recreo. Hace poco, decidí ver el video – con una edición al mas puro estilo de “Videos Hechos en Casa”- de despedida donde las 60 criaturas, incluyéndome, que conformaban esa promoción se daban palabras de afecto unas a otras. Me enfrenté a mi discurso, sumamente cursi, y mis dientes torcidos, creo que si retrocediera el tiempo diría lo que en realidad venía masticando por doce años escolares: “¿Ya me puedo ir?”.

Yo descubrí la violencia familiar en el colegio, gracias a mi profesora de atletismo, una mujer odiosa que siempre nos daba clase con unos lentes gigantes para ocultar las palizas que le propinaba su marido. Una pequeña y mordaz compañera, solía decir cada vez que esta maestra nos retaba “ojalá le peguen esta noche por no planchar bien la ropa” (dicen que los niños pueden ser crueles). Finalmente, las monjas le dieron un ultimátum y la maltratada docente denunció a su agresor. Siempre recordaré a la madre María, que bien tocaba la guitarra, claro con toda la marihuana que se metía, seguro tocaba con el mismo Hendrix, me pregunto que habrá sido de su vida luego de desviarse del camino de Dios y pasar a las filas de Jah entonando Buffalo Soldier. Finalmente, el día que encontré a dos compañeras juntas en el mismo baño, recién comprendí que de la amistad al amor hay un solo paso (también se aplica a la orientación sexual) y se acuño el término, usado por las religiosas, “sexo con ropa” (Si las prostitutas podrías cobrar por eso, le meterían ese cuento a sus clientes). Definitivamente, pensar en mi época escolar logra arrancarme una sonrisa. 

martes, 2 de octubre de 2012

7 por 3

Piense usted en su abuela. Ahora, imagínela desnuda.

21 comprimidos recubiertos, una alarma en el celular que suena todos los días a las dos de la tarde indicando que es momento de tomar la pequeña pastilla antibebés. He decidido unirme a la campaña ORGASMO DIGNIDAD. Invertimos tiempo, dinero y nos exponemos a trastornos oculares, gastrointestinales, psiquiátricos, mamarios, subcutáneos, cambios en nuestro metabolismo ¿para qué se vengan a las cinco segundos?

De acuerdo a la lógica, un blíster de pastillas anticonceptivas es equivalente a comprar y debería garantizar al menos tres semanas de orgasmos. No, no se confundan no me he vuelto una ninfómana ni tampoco soy una insatisfecha o una mal cogida. Soy simplemente una mujer que quiere hacer rendir su dinero, una clienta que compra un producto y quiere vivir los resultados.

“N” guarda un consolador de bolsillo en su cartera porque asegura que no puede llegar a pesar de los esfuerzos de su novio. Mi insatisfecha amiga, no sólo invierte en un método anticonceptivo sino que también necesita un presupuesto para seguir llenando su bolso de penes artificiales.  Mientras tanto, “S” me confiesa que la única manera de lograr esa explosión de placer es cerrando los ojos e imaginando una mujer maquillada (creo que “S” ignora que es una sólida “L”).  Finalmente, “C”  está pensando en tener un trío así cuando a su amante se le ocurra venirse al segundo, viene el siguiente y que tome la posta (así se gana la corrida).

Vaginas contentas hacen mujeres felices. Regresemos a la oración del inicio, chicos relájense. Ahora piensen en mamamá, imagínenla desnuda y me cuentan si se les ocurrió llegar (a los que se les ocurrió, consigan ayuda psiquiátrica, háganse un favor). 

lunes, 24 de septiembre de 2012

Bloody Mary

No puedo juzgar las costumbres de cama. Desde la “lluvia dorada” hasta los que practican la orinoterapia, son individuos que jamás comprenderé. Regreso a mi idea inicial (ya que siempre tiendo a divagar) y comparto mi horror ante la práctica del sexo oral durante la menstruación (CORRECIÓN: COMPARTO MI HORROR ANTE CUALQUIER PRACTICA SEXUAL DURANTE LA MENSTRUACIÓN). En definitiva, la última oración debe generar caras de asco entre alguno de los lectores. Sin embargo, y como escribió un muchacho (ligeramente ordinario): “EL QUE NUNCA PROBÓ KETCHUP, MIENTE”.

Para variar y cuando tengo alguna duda sobre el universo sexual, recurro a “x” quien muy suelta de huesos me dijo que la técnica del “payasito” es una práctica muy común. En mi pequeña investigación sobre los “zorros sandilleros” tengo que asumir que a algunos hombres les gusta la carne término medio con sus buenas gotas de sangre para decorar el plato.

No, no significa que no viva mi sexualidad al máximo pero no me excita la idea de una fiesta comunista entre mis piernas, es casi como tener relaciones en medio de una escena del crimen. Imagínense, luego de toda la fricción mis sabanas se convertirían en un tributo blanquirojo a Jackson Pollock auspiciado por uterocolors. La única forma de que admita las “narices rojas” en un hombre, es si se apellida Cullen y actuó en la saga de “Crepúsculo”.

Según la leyenda, si te paras frente al espejo y dices “bloddy Mary” tres veces . Aparecerá, te matará y te desfigurará la cara… quizás y todo el tiempo la sangrienta María solo quería algo de acción.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Compre, casera compre

Estábamos sentadas, tomando una taza de café. Mientras escuchaba a “x” hablar, mi única preocupación real era llamar la atención de la camarera para que tenga la bondad de entregarme un sobre de edulcorante. Desde que conozco a “x” algo me queda muy claro. Primero, que le encanta juguetear con su cabello y segundo que tiene una fijación con el pene de su amante.

Confieso que mucha experiencia en el tema de formas, tamaños y colores de penes, no tengo. No sabría explicar cuál es el tamaño estándar y sobretodo no sé si “más grande es mejor”. Entonces, regreso a la escena inicial, “x” me contaba con orgullo que era, actualmente, penetrada por un muchacho muy bien dotado (¿Qué es ser bien dotado?).  Yo, una neófita del mundo peneano estaba por descubrir las medidas correctas. Si las mujeres nos regimos por un 90-60-90, por fin sabría la medida oficial de un buen trozo de masculinidad nutrido por la testosterona y favorecido por la rueda genética (el orgullo en los vestidores de hombres, el coloso de los saunas y el rey de los urinarios)

Sin más preámbulo, lo dijo con orgullo y confesó haber medido el “pajarito” (gavilán) del individuo con una regla. “Mide 22 cm en estado inactivo”, me dijo. Mi cara de horror era imposible de ocultar, lo que me decía era irrisorio ¿en estado inactivo? Por ende, pensé que cuando estaba vivito y coleando alcanzaba el doble de su tamaño, 44 cm. Me imagine siendo atravesada por 44 cm de carne libidinosa ¡INCONCEBIBLE! La imagen de una anaconda abriéndose paso por mi útero me atormentaba. ¿Esta publicidad engañosa, tenía otros fines? “x” parecía un proxeneta vendiéndome una prostituta virgen.

jueves, 23 de agosto de 2012

Ol yu nit is lof


 Papá, a minutos de casarse con mamá en Ollantaytambo. Cuzco 1982.

Mamá, luego de su matrimonio civil. Treinta años después se cruzara con él  y ambos fingirán no haber visto el uno al otro. Lima, 2012.



Estoy tratando de descifrar por qué se termina el amor. A casi una década del divorcio de mis padres aún sigo tratando de comprender qué sucedió con ambos. ¿Qué pasó con esas dos personas que se casaron secretamente y en contra de los deseos de sus familias en un pueblo olvidado por el señor? Imagino la prisa de ambos por unir sus vidas y la premura de él porque ella sea suya ¿Cuándo las manos de mi madre dejaron de ponerse frías al verlo? ¿Cuándo mi padre dejo de sonreír cada vez que la miraba?


“Te encuentras tan lejana y es cuando mas cerca estas a mi. Mientras te ame como te amo, te buscaré” (Setiembre 1979). Mi madre no escucha más canciones de Nino Bravo y cuando lo hace rompe en llanto. Lo recuerda a él, extraña a la persona que fue, al muchacho que conoció décadas atrás en la facultad de veterinaria. Mi padre, no tolera la crema chantilly, la separa con una cucharita. Aún escucha la voz de ella en su cabeza mientras le recuerda cuantas calorías esta consumiendo.

¿Es posible creer en un “para siempre”? Será acaso que hay que tener las maletas listas en cuanto a relaciones se trata. ¿Todos los amores tienen fecha de caducidad? ¿Por qué no permitirnos pensar que nuestra historia será distinta?

jueves, 16 de agosto de 2012

"Mister Pito"

“Masturbarse es tener sexo con el diablo”, fue la frase de inicio del primer video que vi sobre educación sexual. Fue así como llegué a la conclusión que Satán, Belcebú o como quieran llamarlo es estéril, de otra manera yo habría sido una madre muy joven. La mayoría de mis amigas niega haberse masturbado y nombrar palabra ¨M¨ genera mejillas sonrojadas, miradas culposas y un malestar general.


Es así que a casi a un cuarto de siglo desde que puse los pies en la tierra, aprendí que con las mujeres de mi círculo solo se puede conversar de “amor” y tachar el “deseo”. Hasta que un buen día, me presentaron a este personaje, una curiosa mujer que se atrevía a hablar de su vida sexual. La primera vez que la oí, relataba con desparpajo, frente a una audiencia de cuatro mujeres, lo hermoso que era el pene de su novio, parecía que hablaba del “Brad Pitt” de los falos. Casi como un critica de arte frente a una excelsa pieza larga, carnosa, venosa y rosada (al parecer hasta los penes conocen de “atractivo físico”). Su descripción fue tan precisa que logró un cambio, me sentía como una jueza de belleza peneana lista para ir y dar mi veredicto.

Es decir, si existe el concurso “Mis colita” ¿por qué no el Mister “Pito”? Digo si hay mujeres dispuestas a ser juzgadas por su retaguardia y convertirse en un pedazo de cola dando la espalda al respetable público con diminutos tapa rabos. Propongo, incentivar a los hombres a que hagan lo propio y se pongan una capucha en el verano y liberen a la serpiente ante el voto femenino.