viernes, 6 de agosto de 2010

"Mas me pegas, mas te quiero"

¿Nos gusta que nos traten mal? Será que tenemos cierta fijación por los villanos de las películas. Particularmente debo de admitir que entre Superman y Lex luthor siempre encontré en extremo más atractivo al segundo. Lo que sucede es que los buenos muchachos son tan predecibles y tan asquerosamente correctos, por ejemplo, cumplí un año con Superman y quedó en llevarme volando a Francia pero de pronto escucha un grito de una anciana atrapada en un edificio en llamas ¿Qué hará? No lo piensa dos veces y me cancela por seguir con el maldito deber de salvar a la humanidad ¿Qué no puede dejar de robarle el protagonismo a los bomberos, solo una vez? Por el contrario, Lex así el piloto del jet privado se desmaye y empiece a vomitar sangre lo haría un lado, tomaría el control del avión hasta que lleguemos a Francia y una vez luego de haber aterrizado llamaría a su médico privado (tampoco es un desnaturalizado) e inmediatamente regresaríamos a la celebración del aniversario.
Definitivamente los malos muchachos traen emoción a nuestras vidas. Además, esta ese reto de tratar de domarlos y cuando hacen algo tierno es más valorado que si lo hiciera un bonachón.

Un muchacho me comentaba que las mujeres adoramos vivir el drama y cuando todo está tranquilo en la relación empezamos a aburrirnos y creamos líos más imaginarios que reales. Obviamente, rechace la teoría que me proponía incluso me di por ofendida. Sin embargo, es muy cierto secretamente nos gusta pelear y que nos pidan perdón aunque sea de vez en cuando es como ponerle un poco de ají a la comida, de otra forma, sería insípida.

Son fascinantes las conversaciones que uno puede escuchar en un baño de mujeres y es fascinante , también, como en el ínterin en que sales del baño y te lavas las manos una chica ha contado toda su historia amorosa y tú en solo 2 minutos ya te enteraste el nombre, apellido y razón social del pobre condenado. Ella se quejaba de que era un espíritu libre y estaba cansada de su relación, estaba completamente harta de que él le exija que lo llamara mañana, tarde y noche y se repetía “yo le dije desde un principio que no era de las que llama y él me dijo que estaba bien que es, mas eso era lo que le gustaba de mi”. Es que eso sucede con los chicos lindos y amorosos quieren estar contigo todo el tiempo y siempre, casi siempre, lo hace todo bien. Te crean un sentimiento de culpabilidad por no dar al 100% como ellos y cuando decides terminarlos parece que lo presienten porque justo ese día se aparecen con el ramo de rosas rojas más grandes del mundo y una gran tarjeta donde gritan todo el amor que sienten por ti.

Luego de haber probado mil patanes en tu vida cuando nos cruzamos con un chico muy lindo pareciera que estuviéramos condicionadas al maltrato y nos abrumara tanto amor. Empieza a nacer cierta animadversión hacia él y hacia sus múltiples detalles. Lo peor es cuando todas tus amigas empiezan a tomarle cariño y te ven como una despiadada cada vez que quejas de él y te repiten “pero fulanito es tan bueno y te quiere tanto”. Lo que pasa es que los santos nunca van a ser iconos sexuales y no he conocido ni a una sola mujer; excepto por María Magdalena que por ahí, se confundió con Jesús pero Jesús era guapo así que es fácil de comprender; que se haya enamorado de un santo.

Entre mujeres nos reforzamos la idea del “Dale una oportunidad, es un buen chico y se nota que se muere por ti” pero con eso sólo logran empujarte a una relación de la que no estás segura. Admito que existe una escases de buenos chicos hoy en día pero ¿es suficiente razón para aferrarte al primero que se cruza considerando como único requisito su bondad?

Tiene dinero, termino su carrera y ahora, sigue su pos grado, un tipo habilísimo y encima músico; el sueño de cualquier mujer pero no el mío. Me repiten ¿Cómo vas a dejar pasar a alguien así? Simplemente no estoy dejando pasar ni perdiendo nada que me interese, soy consciente de que es un buen partido para una “caza fortunas” pero, eventualmente, lo dejaría porque no existe esa química y esa pasión. En pocas palabras porque una blusa sea muy Armani no tiene por qué gustarte. Tus amigas y tu madre te dirán “ya quisiera yo conocer a un hombre así”, entonces, adelante porque yo paso.

No quiero más pensar en malo y bueno ¿por qué será que a veces lo que nos gusta es inmoral, ilegal o engorda? yo sólo quiero alguien que logre que me tiemblen las piernas cada vez que lo vea, que me haga decir cosas incorrectas y me ponga nerviosa con solo sentir su voz. No pido mucho, aunque sea alguien cuerdo sin ninguna patología o cicatriz de infancia ¿alguien tiene el número de Lex Luthor?

miércoles, 4 de agosto de 2010

Limpieza Dental

A medida que los años van pasando se va volviendo más difícil conocer a alguien pareciera que ya hemos explotado todos los nichos habidos y por haber, nos volvemos más exigentes y pasados los veinte años ya no buscamos a alguien con quien pasar el rato. Parece que el reloj biológico te susurra “Recuerda que estas en edad reproductiva, busca un macho apto deja de perder el tiempo”.

¿Si conocieras al hombre perfecto en el escenario equivocado? Como si ya no fuera difícil conocer a alguien normal. Conocí al hombre perfecto (al parecer existen unos cuantos), guapo, profesional, exitoso y doctor, el sueño de toda madre para su hija solterona y el galán de cualquier novela mexicana, en el dentista cuando fui a hacerme una limpieza dental. Divise a mi teleobjetivo en la sala de espera fingiendo leer una revista mientras imaginaba cuan atractivos serian mis hijos si me reproducía con ese espécimen jamás antes visto por esos lares. De pronto, escuche mi apellido anunciando que era mi turno y tuve que abandonar mi fantasía a la fuerza. Entre al consultorio y espere pacientemente al doctor Huertas, un anciano inofensivo y completamente asexual ante mis ojos, grande fue mi sorpresa cuando el hombre de mis sueños reproductivos seria quien sacaría el sarro de mis dientes y me hablaría de cepillos interdentales porque mi querido Doctor Huertas se encontraba en algún maldito seminario para mi desgracia. No negare que intente huir de la situación alegando que prefería a mi doctor de confianza, después de todo los dientes son una cosa seria. Finalmente , tuve que ceder, fueron los peores 40 minutos de mi vida con la manguera saca saliva colgando de un lado de mi boca y este hombre maravilloso diciéndome “escupe”, ”enjuaga”, halagando el nivel de saliva que mis glándulas producían. No obstante yo no perdía la esperanza me convencí a mi misma de que el tipo en cuestión era gay, incluso cruce los dedos porque fuera casado (pero no ningún anillo). Es que uno debe de ser realista ¿Cómo pretender siquiera hacer el mínimo coqueteo luego de tal experiencia? ¿Cómo les contaría a mis hijos (ficticios) la historia de cómo conocí a su padre? “Conocí a tu padre una tarde de invierno mientras revisaba mi cavidad bucal" Desde ahí ya la historia está mal y mata cualquier pisca de romanticismo.

Probablemente me declare una discriminadora pero debería de existir una clausula o un requisito en las entrevistas de admisión a las universidades donde si un hombre guapo tiene la vocación de ginecólogo o dentista sea rechazado categóricamente ¿si eres guapo y ginecólogo que te hace pensar que las mujeres dejaran que las revises? Y no, no estoy exagerando ¿A qué hombre le gustaría que una mujer escultural y maravillosa le venga a hablar sobre sus problemas de disfunción eréctil?

martes, 3 de agosto de 2010

"El que la sigue la consigue"

¿Para lograr algo hay que insistir? Nunca he sido una persona persistente, en cuestiones de amor tengo las cosas muy claras. Mi filosofía me ha salvado de triángulos amorosos y andar tratando de convencer a alguien de por qué debe de escogerme me parece la peor estrategia del mundo. No logro comprender a las mujeres que luchan por su hombre y se atreven a meterse en relaciones llamando por teléfono o mandando mensajes de texto citándolo en lugares bajo la excusa de que sólo quiere verlo porque aunque hayan pasado los años y el tenga novia ¿aún somos amigos, no? Cuando me he encontrado con mujeres “luchadoras” en mi camino y han tratado de empezar una competencia de “vale todo” por el hombre en cuestión he optado, sanamente, por hacerme a un lado. Se trata de tener claro que él no es el premio, tú eres el premio y no se hable más. Si él te quiere en serio no lo pensara dos veces y mandara al diablo a “la luchadora” aquella muchacha que busca probar, patéticamente, que es la mejor y más apta para procrear pero sólo tiene graves problemas de autoestima y quizás no haya recibido suficiente atención por parte de su padre cuando era niña.

Dejo claro que no aprecio la perseverancia en las mujeres cuando de conquistar se trata. Crecí con mi papá repitiendo “lo hombres saben para que es una mujer y para qué son otras” o en buen cristiano, los hombres saben que mujeres valen la pena y que mujeres son para pasar el rato. Si eres una mujer que vale entonces no lo dudes y oblígalo a que se vuelva necio, total, si te quiere a ti que le cueste y que la sude. A los chicos parece gustarle el reto y mientras más difícil sea, más interesados están. Si es que se dan por vencidos de arranque significa que no están listos para jugar en las ligas mayores y sólo querían jugarse una pichanga de fin de semana, es decir, querían alguien para pasar el rato y cero compromiso.

“Donde pone el ojo, pone la bala”, llega una edad donde no te vas con medias tintas. Quieres un hombre y no un niño. Uno que sea lo suficientemente macho para atreverse y no andar insinuando que quiere salir contigo o el famoso “llámame si alguna vez quieres hacer algo” ¿de verdad creen que llamare? Tendría que estar desesperada o loca para llamarlo yo. Si él quiere salir conmigo que llame él, total tiene mi número.

Existen los que se atreven y luego a la hora de la verdad entran en ataque de pánico con la sola idea de tener que salir en una cita contigo a solas ¿Qué les pasa? Conocí a un muchacho que insistió para salir conmigo. Fue tanta su insistencia que, francamente, despertó un interés en mi, así, que ni lenta ni perezosa le dije que sí. Llegado el momento decisivo creo que una fuerza divina le reveló que tendría una cita con “el bebé de Rosemary” porque se apareció con su amigo, solo faltaba que se cogieran de la manito para no perderse. Me sentí un poco aturdida pero decidí pensar lo mejor, posiblemente necesitaba un poco de valor y en un rato despacharía al acompañante. Una vez encaminados en la cita y luego de una hora, seguíamos siendo los tres, media hora más tarde y con un aburrimiento extremo mi “valiente” galán empezó a llamar compulsivamente a más chaperones (¿Cómo si con uno no fuera bastante?). Después de que logro conseguir un quórum masculino de “machos apoyando machos porque tememos a las hembras” nos dirigimos a un grifo donde se desarrollo la peor conversación del planeta basada en carros y en toros ¿Qué me sucedió? ¿Por qué diablos no invente que tenía que ir a salvar ballenas en el polo norte? Cualquier cosa para irme de allí. Hay situaciones que te dejan tan anonadada que no sabes cómo reaccionar y me bloquee, totalmente. Creo que entre los hombres se cuentan la leyenda urbana de que si te quedas conversando con una mujer a solas por más de dos minutos te empieza a salir vagina.

De los muchos especímenes con los que he salido uno de mis favoritos es “el cancelador”. Ese chico que adora cancelarte al último momento. Yo comprendería a este si tan sólo existiera una prueba de que yo tuve la iniciativa y lo puse en aprietos con mi insistencia que no le quedo otra opción que aceptar la salida. Pero, nadie los obliga es más insisten y presionan para que a las finales se echen para atrás. Otra cosa son las excusas inventadisimas que insultan mi intelecto, es decir, si van a mentir que lo hagan bien y se tomen el trabajo de elaborar una mentira verosímil. Me cancelo una hora antes de la salida ¿Qué los hombres no saben nada de mujeres? Así no estemos interesadas en el muchacho igual nos tomamos el trabajo de emperifollarnos, en mi caso, peluquería, algo de maquillaje y el asqueroso trabajo de pensar qué diablos ponerme ¿Aún así me plantan? Creo que los hombres deberían saber cuántas molestias se toma una para salir a una cita y no lo tomarían tan a la ligera. Por el contrario, se esforzarían el doble por hacer que pasemos uno de los mejores momentos de nuestras vidas.

Otro tipo de galán de poca monta y creo que el más peligroso es el de las “eternas salidas”. Ese que siempre te invita salir y nunca te dice nada, es más, ya no sabes cómo insinuarte al “eterno pretendiente”. Todo indica que le gustas pero, al mismo tiempo, no da señal alguna de cortejo. Salí durante un año con un “eterno pretendiente” incluso conocí a su familia y lo acompañe a un viaje a su pueblo natal, aguante a su tía solterona y a otra que se puso a llorar mientras se depilaba las cejas con cera y sufría por las infidelidades del esposo, soporte que su primito tire por el wáter mi cepillo de dientes y, por último, compre una obscena cantidad de pan y queso para los parroquianos que estaban al mando de su tío sacerdote ¿todo para qué? Eventualmente dejamos de salir yo estaba harta del “calienta, calienta pero no prende”. Dos meses después me entere que había conseguido una novia, que indignación.

Cada vez que un chico no me hace caso mi mamá me consuela con la teoría de que debe de ser homosexual. La verdad me gustaría aferrarme a esa idea pero luego recuerdo quien lo dice y regreso a la realidad de otro amorío fallido. Creo que en cierto momento llega tu igual y simplemente ambos lo saben y por cosas de la vida, todo simplemente funciona sin forzar nada ¿Cuándo encontraré a mi igual?

miércoles, 28 de julio de 2010

"Hasta la Mejor pachamanca cansa"

¿El amor se desgasta? No logro entender eso de estar enamorada, pensar en alguien las 24 horas del día y querer verlo todo el tiempo que se pueda y aún así nunca parece suficiente. Guardo recuerdos de sensaciones que se asemejan al amor, la primera vez que te vi no sentí nada, es más, ni siquiera te hubiera notado si tú no hubieras dado el primer paso. A veces nos empezamos a interesar en alguien por el simple hecho de que ese alguien está interesado en nosotras es como cuando no tienes hambre pero te ponen una torta rica enfrente y empiezas a comer por puro vicio.

Yo estaba tranquila hasta que llegaste tú, me inquietaste, llenaste mi mente de ilusiones y me hiciste pensar en ti ¿de quién es la culpa? Existe la teoría del capricho, no sé si es 100% verdadera pero cada vez que digo que lo quiero mis amigas suelen decirme que no, que lo que tuvimos él y yo no fue una relación verdadera sino un drama adolescente generado por las familias disfuncionales en las que vivimos cada uno lo cual nos hizo buscar, inconcientemente, una relación tortuosa pero ¿Cómo saber cuándo es amor y cuando es capricho?

Sublimamos lo que no tenemos, lo inalcanzable es atractivo. Es mucho más fácil imaginar lo maravillosa que sería una relación con un imposible porque no la has vivido y crees, tontamente, que todo estaría resuelto en el mundo si ambos estuvieran juntos. Pronto comienzas a desarrollar la delirante idea de que nadie se le compara, por más perfecto que sea nunca tan perfecto como él. Los unicornios no existen y, por lo tanto, esperarlos es como hacer cola para el cine cuando los boletos ya se terminaron.

En primer lugar, debes de tener claro y meterte en la cabeza que este hombre perfecto al que te dedicas a idolatrar y enumerar sus millones de virtudes es un mortal. Un mortal que no está interesado en ti, por más que quieras crearte mil excusas como “es que lo que pasa es que le tiene miedo al compromiso” o “es que él cree que no le hare caso, tiene miedo de malograr nuestra amistad”.

Nada es perfecto, el otro día mientras caminaba vi un vestido en un maniquí no lo pensé dos veces y decidí comprarlo. Me gusto tanto que ni siquiera me detuve a probármelo, el día siguiente, con mucha ilusión me lo puse. Gran desilusión, me quedaba horrendo, definitivamente hay cosas que se ven mejor en el maniquí que cuando te las pones.

No soy la persona indicada para hablar de amor porque no sé exactamente cómo se siente o he sentido puros caprichos pero algo me queda clarísimo sobre el tema. Cuando quieres a alguien te desesperas por tenerlo a tu lado, no existen dudas. Quieres salir gritando al mundo ¡es mío! ¡Es mío! Desarrollas la necesidad compulsiva de hablar de él y lo metes a tus conversaciones a las malas o a las buenas. Una obsesión le pisa los pies al amor, sé que así se debe de sentir, dos locos mirándose a los ojos y no funciona si solo hay un loco mirando a un lúcido. El amor son dos locos ¿Dónde está mi loco?

martes, 27 de julio de 2010

"Tomando el toro por las astas"


Siempre he admirado, secretamente, a las mujeres que “toman al toro por las astas” y son capaces de declarar sus sentimientos a un hombre ¿han superado el miedo al rechazo? ¿Tiene acaso una autoestima exageradamente alta o baja? Lo cierto es que si hiciéramos un censo más de una confesaría que, en algún momento, hubiera querido tomar la iniciativa y decir todo lo que siente, especialmente, cuando los muchachos se demoran una eternidad.

Las mujeres que optaron por “los finales rápidos y misericordioso antes, que las amistades largas y malintencionadas”. Lo cierto es que el nivel de exposición es extremadamente angustiante, es increíble y admirable lo que los hombres han tenido que enfrentar durante siglos, el rechazo. Agradezco haber nacido mujer, de lo contrario, como hombre jamás hubiera podido ni siquiera dar mi primer beso sin entrar en un ataque de pánico.

Uno de mis mayores actos de valentía fue invitar al chico que me gustaba para que fuera mi pareja de promoción. Un año de admiración silenciosa y felicidades de plástico ¿perdí mi tiempo? Pues claro que sí , si desde el comienzo me hubiera dado cuenta que lo único que esta persona pretendía era una SANA amistad , entonces, no hubiera perdido un año de mi vida preguntándome, infiriendo ni mucho menos haciéndome ilusiones. Creo que al atreverte a decir lo que sientes aceleras el proceso natural de las cosas, tomas un atajo a sabiendas de que estas apostando en las ligas mayores. Renuncias a la maravillosa incertidumbre y a los coqueteos, te aburres de andar descifrando y abres la sorpresa antes de tiempo. Finalmente, precipitas la respuesta negativa o positiva. Existen ventajas, si la respuesta es negativa, entonces, simplemente lo sabes probablemente llores por un día o dos pero te ahorras harto trabajo mental. De ser una respuesta positiva, es como saber de antesala el final de la película.

¿Cómo te declaras a un hombre? ¿Lo invitas a comer y a una película? ¿Le dices lo único y maravilloso que es? Intento plantear una imagen caricaturesca. No niego que he tenido el impulso de esta declaración a pesar de sufrir de pánico escénico. En mi caso, he ideado un plan infalible, imaginemos que faltan 10 minutos para que parta mi avión con destino a Alemania donde me quedaré por 2 años a vivir por cuestiones laborales, sólo en ese caso marcaria el número afortunado y le diría todo lo que siento y he sentido todos estos años, acto seguido colgaría y tiraría el celular en la pileta más cercana.

Pasos de bebé, una cosa a la vez pero, en definitiva creo que lo mío es continuar admirando a estas “amazonas” por su valentía y alentarlas desde la banca. Escojo el método antiguo donde el chico conoce a la chica. Ambos se enamoran luego se quieren en secreto hasta que el chico se atreve a declararse a la chica tartamudeando, aterrorizado y con las manos frías. Quiero el suspenso, la espera y romperme la cabeza preguntándome si ¿le gusto o no le gusto? Quiero desojar margaritas. Al mismo tiempo me expongo a la agonía y la espera por algún infeliz que, quizás me haga feliz o me rompa el corazón.

No planeó romper paradigmas tampoco lo descarto porque cuando me toque enamorarme quizás me de la enfermedad esa donde “valió la pena porque fue por ti”. Hoy todo suena a cursilería barata pero ¿Quién lograra quitarme el pánico escénico y hacerme perder la cordura en un arranque de sinceridad extrema?

sábado, 24 de julio de 2010

"Pero si lo quieres , dile que lo quieres"

¿A medida que vamos creciendo las cosas se van complicando o las complicamos? Cuando mi hermano era pequeño le contaba mis problemas sentimentales, yo alguien de 19 años consultando con un “experimentado macho” de 12 sobre relaciones amorosas. No interesaba lo complicado que sea el problema la respuesta siempre era la misma “pero si los dos se quieren, dile que lo quieres”. Si, es simple y al mismo tiempo tan complicado. Llegas a un punto donde el consejo de un niño es tan sabio, tan simple, tan obvio pero al mismo tiempo el más difícil de tomar en cuenta.

Con toda la inocencia en el alma, antes de que la malicia entrara por mi torrente sanguíneo, pensé que si logras juntar las palabras correctas para poder hablarle a alguien, entonces, podrás llegar a su corazón. Unos años mas tarde y con una fuerte cantidad de cinismo entendí que cuando dejamos de ser niños nos volvemos unos adultos llenos de traumas, miedos y orgullos. “Pero si los dos se quieren, dile que lo quieres” pero que simple y que lógico. Claro que puedes buscar al desgraciado mirarlo a los ojos y abrirte el pecho mientras vas vaciando la entraña pero, entonces, estas faltando a las estrategias, el juego enfermo que jugamos los adultos. Una lucha de poderes, estas cediendo y al ceder, estás perdiendo. Quizá algún inocente me corrija pero que tal vez si la persona a quien vas a declarar tus sentimientos ha sido previamente asesorada y le han dicho, erróneamente, que se haga el difícil tras la famosa estrategia de “Déjala sufrir”, “no la llames, que te extrañe” o “ ignórala y vendrá corriendo a ti”. Muchas de estas estrategias forman parte del inconsciente colectivo y han demostrado cierta efectividad. Pero qué tal si nos enfrentamos contra un oponente mas habido y curtido en temas del corazón. Enfrentas una desventaja si tu victima conoce las estrategias y contraataca. “Ignórala y vendrá corriendo a ti”, hombre iluso porque cuando se dio cuenta que el único que correría tras él era su perro no le quedo nada más que ceder y llamarme. Antes de dar un paso una tiene que estar segura que terreno pisa.


Es curioso, al menos en mi caso crecí con la idea de que uno no debe de mostrar interés alguno y si alguien te quiere, entonces, debe de esforzarse al máximo por llamar tu atención. En la práctica no es tan rentable, a la larga los muchachos se cansan de jugar solos y tengo tan reforzado que “mostrar interés” es dar tu brazo a torcer que se aburren y se van. En esto de la relaciones amorosas uno debe de aprender a leer entre líneas y andar descifrando señales mixtas que sólo logran preguntas famosas como ¿tú piensas que esté interesado?

En un mundo perfecto y con cantidades industriales de alcohol en el organismo. Todo sería tan simple como acercarte y , sin rodeos, revelar las verdaderas intenciones. De esta manera nadie viviría confundido, no tendríamos que pasar por la confusión de la primera cita, esa agonía de saber si llamara o no llamara. La primera cita es casi como una entrevista de trabajo donde, literalmente, se cumple la frase “no nos llame, nosotros lo llamaremos”

Es muy probable que un niño diga pero ¿si quieres llamar por qué no llamas? No llamo porque tengo la conciencia sucia. Es decir, cuando te gusta alguien crees que todo lo que hagas, hasta lo más mínimo, te delatara por completo. El misterio, la incertidumbre que forma parte de la magia del cortejo.

Quisiera que todo fuera tan fácil como cuando descubrí en el nido que Rodolfito estaba enamorado de mí. Mi primer pretendiente que a punta de pellizcos y coscorrones trató de enamorarme, luego de 16 años el panorama no ha cambiado mucho, pareciera que los muchachos se esfuerzan por mantener en secreto sus intenciones y que el pellizca primero pierde ¿hasta cuándo seguiremos jugando?