miércoles, 4 de agosto de 2010

Limpieza Dental

A medida que los años van pasando se va volviendo más difícil conocer a alguien pareciera que ya hemos explotado todos los nichos habidos y por haber, nos volvemos más exigentes y pasados los veinte años ya no buscamos a alguien con quien pasar el rato. Parece que el reloj biológico te susurra “Recuerda que estas en edad reproductiva, busca un macho apto deja de perder el tiempo”.

¿Si conocieras al hombre perfecto en el escenario equivocado? Como si ya no fuera difícil conocer a alguien normal. Conocí al hombre perfecto (al parecer existen unos cuantos), guapo, profesional, exitoso y doctor, el sueño de toda madre para su hija solterona y el galán de cualquier novela mexicana, en el dentista cuando fui a hacerme una limpieza dental. Divise a mi teleobjetivo en la sala de espera fingiendo leer una revista mientras imaginaba cuan atractivos serian mis hijos si me reproducía con ese espécimen jamás antes visto por esos lares. De pronto, escuche mi apellido anunciando que era mi turno y tuve que abandonar mi fantasía a la fuerza. Entre al consultorio y espere pacientemente al doctor Huertas, un anciano inofensivo y completamente asexual ante mis ojos, grande fue mi sorpresa cuando el hombre de mis sueños reproductivos seria quien sacaría el sarro de mis dientes y me hablaría de cepillos interdentales porque mi querido Doctor Huertas se encontraba en algún maldito seminario para mi desgracia. No negare que intente huir de la situación alegando que prefería a mi doctor de confianza, después de todo los dientes son una cosa seria. Finalmente , tuve que ceder, fueron los peores 40 minutos de mi vida con la manguera saca saliva colgando de un lado de mi boca y este hombre maravilloso diciéndome “escupe”, ”enjuaga”, halagando el nivel de saliva que mis glándulas producían. No obstante yo no perdía la esperanza me convencí a mi misma de que el tipo en cuestión era gay, incluso cruce los dedos porque fuera casado (pero no ningún anillo). Es que uno debe de ser realista ¿Cómo pretender siquiera hacer el mínimo coqueteo luego de tal experiencia? ¿Cómo les contaría a mis hijos (ficticios) la historia de cómo conocí a su padre? “Conocí a tu padre una tarde de invierno mientras revisaba mi cavidad bucal" Desde ahí ya la historia está mal y mata cualquier pisca de romanticismo.

Probablemente me declare una discriminadora pero debería de existir una clausula o un requisito en las entrevistas de admisión a las universidades donde si un hombre guapo tiene la vocación de ginecólogo o dentista sea rechazado categóricamente ¿si eres guapo y ginecólogo que te hace pensar que las mujeres dejaran que las revises? Y no, no estoy exagerando ¿A qué hombre le gustaría que una mujer escultural y maravillosa le venga a hablar sobre sus problemas de disfunción eréctil?

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