viernes, 20 de agosto de 2010

"Mereces a alguien mejor"

¿Quién diablos habrá sido la persona poco sutil que creo las famosas frases para dejar a alguien? La verdadera pregunta es ¿por qué las personas las siguen creyendo? Buscamos un consuelo y tratamos de engañarnos a nosotras mismas cuando de amor se trata. Intentamos protegernos pero si alguien piensa dejarme que me diga la verdad y que no me engañe con el “No eres tú, soy yo” porque me está diciendo que arranque que soy yo, es ligeramente obvio. Lo que sucede es que al tratar de mostrar misericordia, solo dejas en claro que subestimas la inteligencia del pobre infeliz a quien estas dejando. Siempre intentaremos terminar de la mejor manera una relación, nos rompemos la cabeza buscando las palabras correctas para que la persona no sufra pero no nos damos cuenta que si le pones un lazo rojo a un puñal y lo clavas no haces que sea menos doloroso.

Recuerdo haber apelado a la mentira barata de los problemas psicológicos por el divorcio de mis padres, una táctica muy efectiva y, ciertamente, no me hacía ver como la mala de la película sino como la pobre damisela herida que no podía amar porque desarrollo un miedo al compromiso y tenía problemas con los chicos que era muy buenos con ella. Realmente mi víctima estaba muy enamorado como para poder creerse esa explicación. Tan grande era su negación que prefería creer que yo tendría que internarme porque estaba loca de remate antes que aceptar la verdad, que ya no lo quería.

“Me siento en una caja de fósforos”, eso me dijo un muchacho cuando decidió dejarme. Admito que la frase cargaba mucha sinceridad y me sentí aliviada por un momento, es decir, hay que darle merito, el muchacho fue sincerísimo, sólo había un pequeño detalle ¿se sentía en una caja de fósforos? Pobre imbécil si sólo me veía un día a la semana por tres horas. Debe de existir un respeto al dejar a alguien y no ofender con discursos sacado de una novela rosa. Unos años más tarde la vida me trajo una explicación racional y no me dejo exactamente porque estuviera atrapado en la caja de fósforos sino porque estaba atrapado en un closet recontra rosado del que salió airoso con otro hombre de la mano.

Dejar a alguien es como una obra de teatro dividida por actos. Primer acto, es una antesala donde sueltas la bomba hay algunas que les gusta el anticuado y sangriento “TENEMOS QUE HABLAR” otras, simplemente escogen el “factor sorpresa” citando, estratégicamente, al próximo abandonado en un lugar público, así se evitan escenas poco decorosas y llantos desesperados acompañados con el “DAME OTRA OPORTUNIDAD”; Segundo acto, la conversación porque debe de haber una introducción donde le dices a la persona lo maravillosa que es y que “CUALQUIERA SERIA AFORTUNADA DE ESTAR CONTIGO” o “NO TE MERESCO, ERES DEMASIADO PARA MI” ; tercer acto y el FINAL la despedida con un “YO NO QUIERO HACERTE DAÑO” o “ENCONTRARAS A ALGUIEN QUE TE HAGA FELIZ PORQUE TE LO MERECES”. Advierto que la persona alias “el abandonado” pondrá resistencia y tratara de lanzar manotazos de ahogado con el viejísimo “¿PERO QUE HIZE MAL?”. Lo mejor es ser firme y si no funciona y uno se ve metido en el lio de la vida porque la persona llora como si le hubieran matado a la madre, entonces es momento del famoso engaño de “TOMEMONOS UN TIEMPO” (indefinido), si pregunta por cuánto tiempo simplemente decir que tienes muchas emociones encontradas en ese momento y que ya hablaran.

Debo de advertir que existe cierto tipo de terminada que funge de ultimátum. Te la juegas mas no quieres terminar sólo lo haces para que la persona se asuste y sepa que está en peligro de perderte, a la vez, se dará cuenta que tú no estás para aguantar tonterías y puedes dar por terminada la relación cuando se te antoje total ¿hombres hay por millones no? Pero ¿qué tal si las cosas no salen cual lo planeado y se te quema el pan en la puerta del horno? No hay que subestimar al enemigo ni olvidar que también tienen autoestima y, algunos, odian ser manipulados porque en la mayoría de los casos conocen la jugada. Una amiga segurísima de que este chico moría por ella y no soportaría vivir sin ella lo termino esperando que él le llore cual María Magdalena y pida perdón por sus faltas arrodillado en chapitas de coca cola. En vez de eso él le dijo “Eso es lo que quieres, entonces bien, terminamos”.

Es mucho más fácil terminar con un patán que un chico que quieres como amigo. Con el primero no necesitas un discurso sólo cargar el hígado como granada de guerra y contarle hasta de que se va a morir pero al amigo es difícil dejarlo porque, realmente, no quieres causarle dolor y, en realidad, quieres que sea feliz pero con alguien más. Después de todo algo de cierto tienen estas mentiras piadosas que repetimos una y otra vez para hacer sentir mejor a nuestros ex parejos
“Nadie manda en el corazón” eso es lo que algunos no entienden y piensan que portándose como niño de colegio luchando por lograr el sticker dorado pegado en la frente al final del día es suficiente para mantener a esa persona a su lado. Finalmente, comprendí que de nada sirve retrasar el momento de la verdad y eso de seguir con alguien por pena es negarme a mí la oportunidad de encontrar a alguien que yo ame y quitarle la oportunidad de que él encuentre a alguien que lo ame como se merece.

A veces, mantenemos a alguien para no tener que enfrentar la soledad y muchas veces no duele tanto perderlo sino la costumbre de tener a esa persona al lado, en especial cuando se trata de relaciones largas. Al principio, puede que una mala racha de postulantes te caiga encima, las citas son atroces (en mi casi, la gran mayoría). Soy activista y miembro honorario del pensamiento de la alternativa terrible, de tal manera, esperando lo peor es que decido salir con un muchacho. Bajas expectativas conllevan a cero desilusiones

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