miércoles, 23 de mayo de 2012

Minuto Materno


Hace unas noches, me encontraba con una amiga contemplando un recipiente de plástico con una varilla de cartón sumergida en un tercio de taza de su orina. Un minuto de pasión, se había convertido en los cinco minutos más largos de su vida. De pronto, en la televisión un comercial de pastillas anticonceptivas seguido por un carismático anuncio de condones Pegazo: para que no te metan un golazo (un poco tarde porque parece que iba perdiendo el partido). Mientras los segundos pasaban con gotero y cruzábamos los dedos porque el esperma de su compañero de sábanas no sea de alta calidad, caí en cuenta: Tengo el poder de crear otros seres humanos, una docena de niños podrían salir gateando por entre mis piernas.

Casi, al minuto cuatro ya podía visualizarme con mi fábrica de zapatillas y los hermosos deditos de mis pequeños manufacturando cada una de ellas ¿qué mejor regalo del día de la madre? Lo que otros podrían ver como esclavitud infantil, yo podía verlo como un gran emprendimiento familiar. Salí de mi alucinación al ver la cara de felicidad de la casi futura madre, ¡Dos líneas! ¡Dos líneas! Gritaba mientras sostenía ese pedazo de papel duro lleno de sus fluidos corporales.

Detesto ese comentario (muchas veces de mujer a mujer): “salió embarazada porque quiso” o las historias, espero urbanas,  del extractor de jugo de pavo ¿inseminación casera? No vayas a cenar a la casa de una embaraza en Navidad.

Si, en definitiva, tenemos cierta ventaja con respecto a la decisión de engendrar pero un hijo no es un seguro (a menos que se ponga en práctica el negocio familiar que aún no descarto) ni debe de ser la razón para unir dos vidas. Mi madre suele decirme que fui un bebé muy deseado y también suele atormentarme con la historia donde relata que fui concebida en un sillón.

Nota para mis futuros hijos: vengan al mundo con manos muy pequeñas que mami y la industria zapatera con amor los espera. 

lunes, 7 de mayo de 2012

"Mala"


Bien dice la canción: “Víbora, ese nombre te han puesto, porque en el alma llevas el veneno mortal”. Debo de decir que por primera vez en mucho tiempo me siento sumamente halagada, en mis 24 años de vida jamás había sido tildada de “mala” ¿Qué es ser realmente “mala”? Quisiera tener una definición para asimilar mi nueva condición de villana.

Debo admitir que este nuevo adjetivo que acompaña mi nombre me causa cierto conflicto porque existen categorías, creo yo, en la amplia gama de la maldad ¿Soy de las malas que matan y queman pequeños animales en rituales? ¿De las que juegan con el corazón de inocente hombres y luego se los comen? ¿De las que gritan “maldita lisiada” a mujeres en sillas de ruedas? O ¿de las que compran pequeños pececitos y los sacan de las peceras para verlos asfixiarse?

Tal parece que si fuera parte del reino animal, sería un depredador tan cruel que no mataría por necesidad sino por el puro placer de aterrorizar a mi presa y darle una muerte lenta.  ¿Por qué este nuevo atributo a mi persona? Luego de una pequeña reflexión mientras comía un pan de miga con pollo y piña tuve una epifanía, tiene sus ventajas ser percibida como “mala”, es decir, caminas por una calle solitaria a altas horas de la madrugada y te topas con un hombre desaliñado sosteniendo algo que, a lo lejos, parece una navaja ¿sigues caminando o huyes? En conclusión, esta maldad que, de acuerdo con mis detractores, luzco y se siente en mi respiración puede ser mas una aliada que una enemiga. Puede que ser temida, en ciertos casos, pueda ser más conveniente que ser querida.

Regresando a una lección tan inocente y básica: no siempre vas a caerle bien a todo el mundo y sólo debe de importarte lo que la gente que, en realidad te interesa, piense de ti. La profesora de inicial no se equivocó. 

viernes, 27 de abril de 2012

¿Soy lesbiana?

A mis 16 años, mi novio bailaba canciones de Axe Bahia en su cuarto y se movía mejor que cualquier garota en pleno carnaval de Rio. Semanas después de cumplir diez meses de relación me dijo que tenía que dejarme porque necesitaba pasar más tiempo con su “amigo” ¿Cómo no lo vi? Años más tarde, me embarqué en una nueva aventura amorosa donde el muchacho en cuestión estaba contemplando la posibilidad de hacerse la depilación láser porque no soportaba tener vellos en las piernas ¿Qué sucede con los homosexuales?

 ¿Qué demonios sucede conmigo? ¿Acaso soy un rito de iniciación? ¿Mi foto estará pegada en algún mural de algún Movimiento Homosexual? Una amiga me decía que debo de sentirme especial por llamar la atención de estos muchachos pero luego de dos relaciones y una pretendienta lesbiana debo de empezar a contemplar la posibilidad de ponerme un cartel que diga “Solo para heterosexuales” ¿El universo estará tratando de decirme algo? ¿Mi radar gay estará malogrado? Creo que soy la única mujer que entraría a una discoteca para homosexuales y se sentiría afortunada por la cantidad de público masculino.

 ¿Qué tan grave sería si termino mis días con un hombre más femenino que yo? Quizás soy la precursora de un nuevo tipo de lebianismo, un heterolesbianismo quizás eso responde muchas preguntas a mi aparente fascinación con los gays: Chicos cuiden a sus novios.

viernes, 20 de abril de 2012

Auto Ayuda

Debido a sus problemas amorosos, una amiga decidió ir a misa y levantar una oración al todopoderoso por su relación perdida. Llega un punto donde te das cuenta que la resurrección de un hombre y la asunción a los cielos de su madre virgen tiene más lógica que intentar recuperar el amor de una persona.

Estaba caminando por una calle cuando, de pronto me sorprendí a mi misma entrando a una librería. No puedo empezar a explicar lo incómoda que me pone cuando un vendedor me pregunta: ¿En qué puedo ayudarla? Sin embargo, esta vez, sí podía ayudarme, me llené de valor y respondí: ¿Dónde están los libros de auto-ayuda? (poco falto que me excuse, inventando que no era para mí) Era oficial, le estaba diciendo a este hombre con una simple duda que algo no andaba bien en mi vida. Leí con detenimiento cada uno de los títulos hasta encontrar uno que resuelva mis conflictos amorosos. Por fin encontré uno en cuyo prólogo mencionaban un estudio de la universidad de Berkeley (es el equivalente a leer una etiqueta y ver 100% algodón). Entre a un café, me senté y arranque el plástico (cómo niño rompiendo una envoltura de regalo), abrí la primera página y me llene de vergüenza al exponer la tapa del libro en público, solo faltaba que me levante y me presente: “Hola mi nombre es Alejandra y claramente, algo no está bien en mi vida”.

Escuchaba, muy atenta, a un muchacho hablar sobre las relaciones (no sólo acudo a la literatura sino a la sabiduría popular) y comentaba que así como vivimos el amor, tenemos que vivir el desamor y atravesar esa etapa. Después de mucho tiempo, regreso a una conclusión tan obvia y básica para entender esto de la relaciones: El amor y estar enamorado tiene que tenerte con una sonrisa en los labios, como si guardaras un secreto y la felicidad te delatara al punto en qué todos te preguntan ¿Por qué andas tan feliz?

domingo, 15 de abril de 2012

Letra Chica

Hay hombres que van a la caza tocando trompeta, no saben que el silencio es clave al momento de acechar a su presa. Larga vida a los sinceros, esos que te leen la letra chica antes de que firmes el contrato. Son un producto que se vende solo y se vende mal. Ahora comprendo el por qué existen tantos solteros.

La honestidad en las primeras salidas es un arma de doble filo. Ante las preguntas: “¿por qué terminaste con tu última novia?” o “¿cuánto duró tu última relación”, las mujeres no pretendemos conocer sus vidas sino hacer un análisis FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) de por qué este sujeto sigue en circulación. Un muchacho me contaba que su relación más larga había sido de dos meses, él con 35 años ya cumplidos ¿qué sucedía? Ante esta respuesta es inevitable tildarlo de monógamo serial con un doctorado en relaciones fugaces.

Regresando a la rueda de preguntas, en las primeras citas definitivamente creo que las madres de muchachos en edad casadera deben de enseñarles el fino arte del engaño (si es que sueñan con tener nietos). “Terminamos porque yo era muy infiel y no soportaba que me llame por teléfono los fines de semana” ¡Craso Error! Es como decir la verdad en esas pruebas psicológicas ante la interrogante “¿Piensa usted regularmente en suicidarse?” ¿Quién ,maldita sea, en su sano juicio responde “si”? Se perdona la locura pero no la estupidez.

No puedo disimular mi cara de horror cuando me topo con un amante de “la verdad nos hará libres” y me relata el fracaso de su última relación y encima de todo siempre tilda a su última víctima de “loca”. Si pudiera sincerarme, detener la charla y decir ¿Qué te hace pensar que conmigo sería diferente? Realmente una muerte anunciada y es posible que estos curioso especímenes se defiendan con un “yo te dije que era así desde el comienzo”.

domingo, 8 de abril de 2012

Palmas para Ellos

Alguien, por favor, podría explicarme el origen de la maldita costumbre de aplaudir luego de una broma. Es decir, no hay cosa que me espante más que salir con un muchacho y que luego de un comentario ingenioso o cómico junte las palmas de sus manos y genere ese sonido que sólo debe de ser escuchando al fin de un gran espectáculo. ¿Por qué lo hacen? ¿Acaso hay una cámara escondida? ¿Por qué existe este complejo de sentir que son parte de un público imaginario? ¿Es una norma social de la cual nadie me informó?

Definitivamente, es necesario que las mujeres hagan saber a sus galanes qué fue lo que las espantó luego de la primera salida. Recuerdo a este muchacho, que no veía en muchos años y retomamos contacto debido al milagro de las redes sociales, luego de un tiempo prudencial y un recargado intercambio de correos electrónicos decidimos salir a tomar un café. Grande fue mi sorpresa cuando luego de escucharlo decir un par de palabras no podía evitar notar un inquietante seseo. De pronto, me hice la pregunta que me hago cada vez que salgo con un hombre (si lo supieran, muchos se espantarían): ¿Este individuo podría ser el padre de mis hijos? En esos instantes, la imagen del gato Silvestre enseñando a mis retoños decir sus primeras palabras fue un poderoso motivo para que no existiera una segunda cita.

Me provoca cierta ternura cuando un hombre inicia su cortejo pensando que no me doy cuenta en absoluto de lo que está pasando. Admiro que un muchacho sea frontal en el galanteo pero tengo un talento especial para darme cuenta cuando tienen una gran experiencia y esto delata que tienen varios anzuelos esperando a ver cual pica primero. Mi tía abuela solía decirme que escoger a un hombre jamás debe de ser como elegir a un cachorro: "nunca te lleves al más vivo de la camada".

Hace no mucho un hombrecillo intentó invitarme a salir, luego de pedirme mi número me pregunto un día: ¿Te puedo llamar más tarde? Inmediatamente lo detecté, era uno de esos que para besarte te piden autorización. ¿Dónde estamos en un salón de clases? Quiero un hombre que no aplauda, que no sesee y que me pida perdón antes de pedirme permiso.